Javier García Duarte
A este pasó van a desaparecer
Pos’ ahí tiene usted como resultado de la pasada elección el dirigente del blanquiazul en el municipio, Mario Gutiérrez le va a pasar el rasero al “montón” de pitufos desbalagados que no se pintaron de azul, y se les vio ondear banderas con el águila naranja, haciendo que la votación los colocará en la tercera posición y en una franca decadencia política de lo que se conoce como el voto duro.
De los nombres que trascendió que saldrán de la membrecía panista, fueron los del actual Síndico del ayuntamiento, de su hermano y del impredecible Cala, quien como usted recordará, primero se desmarcó de Chuy Cabrera haciendo fuertes declaraciones respecto a lo de los parquímetros y el alumbrado público, después se hizo un traje a la medida de color naranja para ser precandidato, después, durante el proceso interno del panismo se volvió a pintar de azul; ya en el arranque de la campaña se le vio ondeando banderas de color rojo que decían Javier.
Total hoy el Cala se va, no sabemos si porque lo echan o porque ya desde hace tiempo no estaba. ¡Alguien tenía que pagar los platos rotos! Porque los resultados de la candidatura panista que personificó Juan Carlos Pelayo, no subió y si falló, y ahora no les queda de otra a Ricardo y Blanca que entonar su más sonado éxito “Sube Pelayo Sube” con cierta nostalgia, y ahora con muchos bríos cantarle las golondrinas a los que van a borrar de la lista.
La plaga es el antecedente del paso del Mesías
Desde las orillas de la tierra prometida llegan noticias de que la gran ola roja está a punto de venírsele encima, al PRIor de los Javierinos descalzos.
Y es que ya son ríos de gente, que están contando con un empleo en la próxima administración. Serán durante los primeros tres meses de la próxima administración, que festejarán o se les nuble, a quien en campaña sin prometérselos les hizo concebir la esperanza de un empleo aunque sea por los próximos tres años.
Hay que recordar amable lector que fue el propio Javier quien dijo que en los cuatro primeros meses de su administración, y aplicando toda la ciencia de la reingeniería, habría de resolver el número tan excesivo de empleados en la presente administración. Ya convertidos en policías, o reasignados a cualquier otra actividad (supongo yo), para crear los espacios que sus seguidores habrán de ocupar.
Claro que estamos hablando de los seglares, porque los presbíteros, párrocos, obispos y cardenales no tienen de que preocuparse, ya que ellos están seguros de pertenecer a la siguiente administración.
Con el silencio dice todo y no se compromete con nada
Cierto es que la temporada de las promesas y los compromisos quedo atrás. Pero a Javier Degollado se le está olvidando que como presidente electo hay muchas cosas que tendría que hacer del conocimiento público.
Cierto es que sus seguidores siguen con la inercia de la campaña, y aunque las celebraciones las han hecho a “Petit comité”, se han olvidado por lo menos, nombrar a quienes van a ser cabeza de equipo para la entrega recepción y del estado que gurda la administración pública.
A casi dos semanas de la elección y habiendo ya recibido su constancia de mayoría el futuro presidente del municipio no ha dicho esta boca es mía ni para fijar posiciones: en lo político ni para hacer señalamientos respecto a las urgencias administrativas, menos aún para tratar de bajarle al cúmulo de rumores que se han manejado respecto a quienes formarán su equipo.
Podría pensarse que aún hay tiempo, pero tal cosa no va a suceder, porque dos meses y medio van a pasar demasiado pronto y para detallar los nombres no va haber tiempo.
Ahora que si hacemos caso a los rumores, si sólo va a pagar compromisos anteriormente contraídos, pues la cosa es fácil; porque ya estaremos viendo en la próxima administración casi a todos los que trabajaron con su hermano.
El amargo sabor de la derrota
Allá en el nido donde las águilas se pintan de naranja, todavía no digieren el desagradable sabor de la derrota, y menos con tan pequeño margen a la que según parece no se habían programado.
Pareciera ser que en el equipo que encabezara Moy Anaya y dirigiera Paulo Gómez, con la divina inspiración de Jesús, no preveían la posibilidad de la derrota.
En base a la ley, y por derecho propio, harán de los emeceistas una impugnación de los resultados por la vía del voto no contabilizado. Pero si bien les asiste el derecho, tal vez no la razón.
Porque el margen de probabilidad con el 3.7 por ciento de la votación, aun en el caso de que se anularán algunas casillas, la tendencia del voto seguramente no haría prosperar esta inconformidad.
Más bien los del color naranja debieran ya de estar pensando en cómo van a entrarle a un cabildo en el que les va tocar ser oposición, pero que además, les va a tocar como primera gran batalla en este campo la de la restructuración del adeudo.
Deuda, que unos y otros se achacan entre sí, pero que de cualquier manera van a tener que resolverlo desde cabildo actores que en las últimas tres administraciones han tenido que ver con este nudo de gordiano.
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