LA SOLTERIA:
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Simplemente podría definirse como el estado actual de cualquier persona que carece de pareja sentimental, afectiva y de compañía.
No hay edad obligatoria para estarlo, ni exigencia de lo contrario.
Si algunas personas mantienen un estado civil soltero, puede ser por varias razones:
No les queda de otra por ser muy jóvenes, no son tan agraciados a la vista o se tiene un carácter difícil, porque algo han de haber hecho y se les ha dejado así, porque no es el momento (pero ya les llegará), porque si a fulanito o zutanita ya se lo dan gratis, ¿para qué amarrarse?, o porque la persona ha optado por mantenerse así.
Socialmente hablando, el mundo y la diversidad de culturas, religiones y expectativas de los propios padres o tutores, es todo un rollo de percepciones y reglas implícitas que ayudan o sentencian al sujeto por su estado individual.
Conforme pasan los años y los tiempos van cambiando, ha aumentado la longevidad de vida productiva, hay ya una mejoría en los cuidados de salud y el desarrollo personal, que juntos lo han modificado todo.
En tiempos de antaño —y sólo por así decirlo, porque no fue hace tanto—, se mantenía la ideología en la que la mujer debía casarse antes de los 30 años. Porque si no, se quedaría “a vestir santos”, y aunque no fuera su culpa, si a los 29 ya no agarraba nada, se volvería automáticamente la tía cotorra.
Y pobre del hombre, porque si no estaba casado más o menos para la misma edad, era porque había dudas en su sexualidad, porque no tenía ahorros para ofrecer, porque de seguro algo defectuoso tendría para eso de la procreación o bien porque se era feo y bastante.
Si se piensa en las ventajas de la soltería, éstas pueden verse reflejadas al tener una mejor disposición y libertad del tiempo personal. Los gastos son menores, las fiestas más frecuentes y el drama de pareja es completamente inexistente.
Y si se mencionan algunas de las desventajas, si se es mujer, pues a falta de pareja no hay quien pague lo que coma, tome, o le compre el boleto para el evento cualquiera. Así que aquí cada quien a lo suyo y se gasta parejo.
Para el hombre, que no lo dejen entrar al antro porque va solo o son puros hombres, que se vuelva el amigo y sólo amigo para siempre de todas, que la mamá le presente a cuanta hija de la vecina, la ahijada, la nieta de la amiga y demás de la comunidad que frecuente, y por supuesto la carilla de amigos, sobre todo si es el único del grupito que ni por más esfuerzo que haga algo le caiga.
Como en todo caso, las circunstancias son únicas, y jamás se repiten. El valor de cada individuo no debe ser medido por con quién se está, qué se hace, qué se posee o qué aspecto se tiene. Eso del alma gemela, la media naranja, el “tú y yo somos uno mismo” y el “sin ti no soy nada”, son mitos que distan totalmente de realidad.
Foto: cortesía.
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