Historias del camposanto de San Juan Cosalá
Por el Cronista de San Juan Cosalá: Gabriel Chávez Rameño.
Gracias a todos los lectores que gustan de este espacio de noble crónica, tradición oral que se ha ido rescatando y ha sido del gusto de ustedes, y que semana a semana cumplen el capricho del escritor. Han llegado cometarios y solicitudes de hablar de las historias del camposanto, más que nada de las historias de terror, ya que se pueden contar infinidad de anécdotas de todo tipo. El interés se mantiene en las historias de terror, y en esta ocasión les comento algunas.
Una de ellas habla de la aparición de una niña de alrededor de diez años. Algunos comentan que la ven por la tarde noche caminando entre las tumbas; sin embargo no dicen nada ya que piensan que se trata de alguien en vida. Cuenta Daniel R. que cuando tenía su huerta de chayotes en las inmediaciones |del panteón, en una ocasión les tocó a él y a sus hermanos regar la huerta por la noche. Eran como las diez u once de la noche cuando iban a su huerta y escucharon un llanto dentro del panteón. Al percatarse de que un pequeño lloraba, decidieron asomarse y ver si alguien había olvidado un niño ahí, pero no vieron nada. Se metieron al panteón y vieron la figura de una niña que estaba de espaldas a ellos y que al voltearse a ver los unos a los otros ya no volvieron a ver a la niña, y tampoco escucharon el llanto, cosa que les dio miedo y decidieron irse.
Posteriormente, comentaron el suceso en una reunión familiar y de amigos y alguien más dijo que también la había visto. Se pusieron de acuerdo para ir un día y llevar una cámara de video. Llegó el día y cuando estaban en el camposanto comenzaron a grabar. Al ir llegando la media noche, escucharon el llanto y fueron lentamente acercándose al lugar de donde provenía el sonido. No vieron nada. Sólo se escuchaba y de pronto se silenció. “Cuando nos retiramos, Gabriel, no vimos nada, pero cuando estábamos viendo la película, para que nuestras familias escucharan el llanto, cuál fue la sorpresa que vimos en el video a la niña. ¡Mira se me enchina el cuero nada más de contártelo! Cuando lo quieras ver, mi hermano lo tiene, pídeselo, de verdad”, comentó Daniel R.
Para Ignacio V. y sus amigos el suceso fue tenebroso. “Fuimos a limpiar la tumba de mi papá, y mis amigos me acompañaron… Ya estaba atardeciendo y ya no había gente en el camposanto. Fuimos al estanque para traer agua y regar las plantas, y con eso ya nos íbamos a ir a la casa, y cuando íbamos regresando a la tumba de mi papá, y vimos la silueta de un señor que estaba arrodillado a un lado de la tumba, como si estuviera rezando. Mi primo Toño, que fue el que me acompañó a regar las plantas, me hizo la señal y me preguntó quién era. No le contesté. Cuando nos acercamos más, quise verle la cara y me arrimé para preguntarle quién era. En eso volteó y lo que me asustó fue que no tenía ojos. Tenía la cara como de calavera. Tiré el bote y corrí, mi primo Toño estaba como paralizado, lo jalé y corrimos. Cuando llegamos a la entrada, estaban los otros esperándonos. Les platicamos lo que vimos, pero no nos creyeron y fuimos todos a ver. Ya no había nadie.
Cierto o falso, son algunos de los comentarios o historias que se cuentan del panteón municipal y que algunos otros los comentaremos en otra ocasión.
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