Capítulo III
Por: Jesús Victoriano López Vega
Uno de los relatos más antiguos en relación a estos fenómenos que he encontrado, data de la tercera década del siglo XVI. Se trata del Códice Telleriano-Remensis en relación a un libro escrito con caracteres y figuras mexicanas. El códice fue pintado sobre papel europeo de mediados del siglo XVI, según Charles Briquet. (sic) Este relato lo encontré en la Historiografía de la Conquista de Occidente, escrito por Jorge Gurria Lacroix, y que refleja cierto sincretismo en la forma de interpretar los hechos históricos en relación con los efectos destructores de fenómenos naturales en la región de la laguna.
El Códice dice: “Las láminas XXIX y XXXIII consignan hechos sobre la conquista de Occidente. La XXIX se refiere a la partida de Beltrán Nuño de Guzmán, de México, rumbo a Occidente en el año de 1529. Donde aparece este conquistador montado en un caballo pinto y con una cruz procesional en la mano derecha. A continuación está representada una culebra que sale de unas nubes y que es indicadora de una tromba”. Y continua el Códice así: “Parece ser que se quiere indicar con esto, todos los males y desafueros cometidos por Nuño de Guzmán en la conquista de la Nueva Galicia”.
Se repite este mismo suceso en otro Códice llamado: Códice Vaticano 3738, o Códice Ríos, que se encuentra en la Biblioteca del Vaticano impreso completamente por Lord Kingborough en 1831. Contiene en la primera parte una copia de un códice prehispánico desconocido, y en la segunda parte se incluyen unos Anales que llegan hasta 1563. Dice: “Las láminas CXXXIII, CXXXVII reproducen hechos de la conquista de la Nueva Galicia. En la primera está Nuño de Guzmán montado en un caballo y sostiene una cruz y una bandera. Aparece también el glifo de la tromba o torbellino representado por una gran culebra que sale de las nubes”.
El sincretismo en la descripción de los estragos del nefasto “conquistador” Beltrán Nuño de Guzmán dejaba muerte y desolación en los pueblos Chimalhuacanos a su paso por estas tierras, semejante a la furia de los fenómenos naturales que el lago ha tenido desde antaño, ambos relacionados a la destrucción. También se puede deducir sobre esta información, que la laguna ha tenido resequedades periódicamente a través de los tiempos.
Pero hay que tomar en cuenta que después de casi 500 años se suman dos factores más para nuestra gran laguna: El calentamiento global y la contaminación, afectando más su ciclo natural. Ahora somos nosotros los “depredadores de la laguna”.
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