Capítulo IV
Por: Jesús Victoriano López Vega
A continuación citaré al gran historiador Fray Bernardino de Sahagún y al Cronista Fray Antonio Tello, para mostrar que en estos relatos también se dan referencias significativasen torno a fenómenos naturales.
En su obra “Historia de las cosas de la Nueva España” fray Bernardino de Sahagún recoge las costumbres y tradiciones de indígenas que vivieron la Conquista. En el capitulo XII pide que los informantes narren la Conquista que consta de una serie de “presagios de desgracia” de los cuales tomé unos como referencia a los fenómenos naturales, ocurridos en el lago de Texcoco Tenochtitlán, encontrándose una estrecha relación de semejanza al lago de Chapala, como lo menciona Fray Antonio Tello en su Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, pasajes que dan testimonio de lo sucedido en estas tierras de Occidente, principalmente en la zona del lago de Chapala, con cierto paralelismo entre ambos lagos.
Fray Bernardino de Sahagún menciona:
“Antes de que vinieran los españoles, diez años antes, un presagio de desgracia apareció por primera vez en el cielo, como una llama, como una hoja de fuego, como una aurora. Parecía llover a gotitas, como si perforara el cielo; en su base se agrandaba, en la cima se afilaba. Hasta el medio del cielo, hasta el corazón del cielo llegaba, hasta lo más profundo del corazón del cielo alcanzaba. De esta manera se veía, allá en el oriente, se dejaba ver, surgía justo en medio de la noche, parecía crear al día, creaba el día, y más tarde al salir el sol la borraba. Apareció durante todo un año. Había empezado en un año Doce Caña. Cuando aparecía, las gentes gritaban, se golpeaban los labios, se asombraban, abandonaban todo trabajo”. Pag. 146. (sic)
El cuarto presagio de desgracia describe:
“Cuando el sol todavía brillaba, cayo un cometa, dividido en tres partes. Se inició del lado poniente, después se dirigió directamente hacia levante, como si lloviera brasas. Su cola se extenderá bien lejos, llegará muy lejos su cola. Y cuando se vio, las gentes murmuraron mucho, como si se hubiera extendido un rumor de conchas entrechocadas”. Pag. 147. (sic)
El quinto presagio de desgracia describe:
“El agua se puso a burbujear; no era el viento quien la hacía burbujear, pero como si se agitara, como si burbujeara al precipitarse. Cuando se levantó llegó muy lejos, y llegó al pie de las casas, y las sumergió, destruyó las casas. Esto sucedió en el gran lago que se encuentra cerca de nosotros, aquí en México”. Pag. 148. (sic)
El sexto presagio de desgracia describe:
“A menudo se oía una mujer que venía a llorar, que venía a gemir, durante la noche gemía mucho, pasaba exclamando: “Mis muy queridos hijos, ya llega nuestra partida!” De cuando en cuando decía: “Mis muy queridos hijos, ¿A dónde los llevaré?” Pag. 148. (sic)
Es claro que se trata de la leyenda de la “llorona” que siempre se aparecía en lugares donde había agua, como es el caso del lago de Chapala y que se manifiesta en una leyenda de San Juan Cosalá de la cual más tarde hablaré conocida como “La Vieja Machis” especie de llorona acuática que siempre se lamentaba de sus hijos.
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