En recuerdo a Ricardo Serrano Ríos (†)
Por: B. Manuel Villagómez R.
Sí al Lago de Chapala.
En 1943 se inició una sequia que hizo crisis en 1954. La situación la aprovecharon los enemigos del lago de aquel entonces para aconsejarle al presidente Adolfo Ruíz Cortines que se le quitaran al lago 18,000 hectáreas, construyendo un bordo de Petatán a El Fuerte, es decir, aproximadamente de Tizapán el Alto a Ocotlán.
Los enemigos del lago de aquella época eran los ingenieros Adolfo Uribe de Alba y Eduardo Chávez, secretarios de Recursos Hidráulicos de Miguel Alemán Valdés y Ruíz Cortines, respectivamente. Don Ricardo Serrano Ríos (†), comentó en su periódico “El Reportaje” lo siguiente: “En cuanto leímos el decreto desecador, inmediatamente organizamos el primer ‘Comité para la Conservación del Lago de Chapala’.
»El primer trabajo fue una carta abierta al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. La lucha fue enorme y difícil, pero triunfal: Le ganamos la pelea al obstinado presiente Ruíz Cortines, porque entonces, como ahora, la ley, la razón y la justicia, son nuestras armas. No se construyó el infamante bordo y nuestro lago, de todos los mexicanos, se volvió a llenar, a tal grado que en 1967 hubo necesidad de que reforzaran los bordos de la ciénega michoacana, y en 1976, se llenó a plenitud, de tal suerte que las aguas brincaron el Malecón y llegaron hasta las gradas del templo en la ciudad de Chapala.
»Ganamos entonces, por la extraordinaria unidad de todos los jaliscienses para defender nuestro lago nacional. Pocas veces hemos visto a Jalisco tan unido.”
El primer Comité para la conservación del Lago de Chapala a que se refiere don Ricardo, lo integraron, entre otros, Jesús Álvarez del Castillo de “El Informador”; José Guadalupe Zuno, autor del libro “La muerte de un Lago”; Ramón Rubí, autor de “Canoa perdida”; José Garibi Rivera, Cardenal de Guadalajara; José Luis González Gortázar; y Jorge Dipp, empresario. Personajes que dejaron un ejemplo que debemos seguir, principalmente los jóvenes.
El 1 de marzo de 1989 tomó posesión don Guillermo Cosío Vidaurri e invitó al presidente Carlos Salinas de Gortari a una comida en Casa Jalisco. Ahí se le entregó a Salinas un ejemplar de “El Occidental” en el que venía un mensaje que decía “SI MUERE EL LAGO, MUERE GUADALAJARA”. Don Guillermo Cosío logró que el 13 de abril de 1989, a 43 días de esa reunión, se firmara el Acuerdo de Coordinación por los gobernadores de la Cuenca Lerma-Chapala correspondientes al Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco. Con dicho acuerdo, con 18 años de gobiernos panistas en Jalisco, el Lago de Chapala estuvo a punto de perder 38,900 hectáreas con Alberto Cárdenas Jiménez con la propuesta de Francisco de Paula Sandoval (†), y con Francisco J. Ramírez Acuña, quien asesorado por Enrique Dau Flores, propuso, mediante decreto, que el lago nunca almacenara más de 4,500 millones de metros cùbicos de agua.
La lucha ha sido colosal. Tan es así que al día de hoy seguimos denunciando a los enemigos del Lago de Chapala que están incrustados en la estructura oficial de la CONAGUA, como Arturo Ramón García, Elías Chedid y Jorge Malagón, e incluso en el gobierno del Estado, a quien le hemos frenado la construcción del “nuevo acueducto” con 60 mil firmas que están en contra del Zapotillo y a favor del Lago de Chapala, mismas que se pueden ver en la página.
Los doctores de la UdG Manuel Guzmán, Salvador Peniche y Andrés Valdez, publicaron en 2001 el libro “Chapala en Crisis”, y en él plantearon el “Análisis de su problemática en el marco de la gestión pública y la sustentabilidad”.
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