Aunque la gente asocia la contaminación al desarrollo de cáncer, existen otras afecciones como diabetes y cirrosis en las que la contaminación parece estar presente
Redacción.- Cambios en los estilos de vida, principalmente en el renglón de la alimentación, junto a mejoras ambientales mediante la siembra de plantas y árboles, contribuyen a aminorar los efectos adversos que la contaminación tiene en la salud, señaló la investigadora del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Ruth De Celis Carrillo.
Adscrita al Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO),del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco la doctora en Ciencias, Ruth De Celis Carrillo destacó que la mayoría de la gente asocia la contaminación al desarrollo de cáncer, sin embargo afecciones tan frecuentes como la diabetes e incluso la cirrosis hepática, podrían derivar del efecto acumulativo de ciertos contaminantes en el organismo.
“Una enfermedad se da básicamente por un efecto sostenido ante algún tóxico”, afirmó; sin embargo “la situación fluctuante de la contaminación hace que las personas estén expuestas a una mezcla muy compleja de contaminantes que hacen sinergia y van a producir ciertos problemas que, por decirlo de alguna manera, son generales para la población”.
Además, indicó, hay que tomar en cuenta que no todos los organismos reaccionan de la misma manera ante agentes tóxicos presentes en el ambiente, el suelo y el agua, principalmente.
Explicó que producto de investigaciones en las que ha participado, se ha encontrado aumento en los casos de diabetes en zonas más industrializadas: “se ha visto de alguna manera incrementada en lugares más contaminados”. En el caso de Jalisco citó el corredor industrial de El Salto, pero el fenómeno se observa en otras latitudes.
En la zona de El Salto, detalló, la diabetes se alza como el principal motivo de atención médica en la clínica con que el IMSS cuenta en esa localidad, y tras hacer un análisis de los casos, “no todas las personas que tenemos censadas cuentan con antecedentes familiares para diabetes, ni tienen hábitos que pudieran hacerlos proclives a la misma, lo cual llama la atención y apoya la hipótesis de que algunas personas desarrollan esta afección metabólica por factores ambientales”.
Citó al arsénico como un elemento que pudiera estar implicado debido a los efectos dañinos que tiene en el funcionamiento de las células productoras de insulina, e igual en el hígado, provocando cirrosis aun en personas que no son bebedoras consuetudinarias de alcohol.
Indicó que este metaloide se encuentra principalmente en el agua, de ahí la recomendación de no ingerir “agua de la llave” aun hirviéndola “al hervirla puedes eliminar las bacterias, pero el arsénico permanece y el contacto continuo con el mismo es lo que va minando algunas funciones, que terminarán expresándose en enfermedades como las aquí citadas”.
Así, la experta insistió en la recomendación de evitar tomar agua de la llave y preferir la que se vende embotellada, cuyo proceso de purificación se hace en plantas avaladas por las autoridades sanitarias.
De igual manera, aconsejó tener una alimentación balanceada, privilegiando verduras y frutas, y procurando además versatilidad en las fuentes de proteínas: “no consumir exclusivamente carne de pollo o de res, sino alternarlas, incluido el pescado y el cerdo”, porque con esto se logra una mejor nutrición y en consecuencia un organismo más resistente a éste y otros agresores.
También es muy importante que la ciudadanía se ocupe de sembrar plantas y árboles en su entorno dado que no sólo logran la oxigenación del ambiente, sino que algunas especies son capaces de absorber elementos tóxicos presentes en el ambiente, entre ellas los helechos, la palma areca, el ‘listón’, la ‘cuna de Moisés’ y el ficus, concluyó.
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