Los Mitos del Zaláte de los Monos y La Vieja Machis Capítulo VII
En San Juan Cosalá aún existe un viejo relato entre los ancianos, en relación a esos grandes y frondosos árboles de hoja ancha, parientes de los llamados árboles de hule, conocido popularmente como “zaláte” (tzal-atl). Estos árboles abundaban entre la humedad cercana a la orilla de la laguna. Se trata del legendario relato “zaláte de los monos” del cual hace mención mi amigo y colega pintor Isidro Xilonsochitl oriundo de ese pueblo y otras personas más.
Cuenta el mito que había un gran zaláte muy frondoso en la orilla de la laguna y que los antiguos le arrojaban ofrendas en sus raíces. Infinidad de artefactos de barro cocido y piedra esculpida como símbolos a la fertilidad. Una vez el nivel del lago subió bastante debido a fuertes tormentas, el zaláte quedo inundado y muchos de sus habitantes tuvieron que emigrar a las faldas del cerro. Posteriormente con el tiempo bajo nuevamente el nivel del lago y ese gran árbol volvió a ser visto con sus ofrendas entre sus raíces.
Para ese entonces decían que en San Juan Cosalá las mamás asustaban a sus niños que se portaban mal, les decían que en ese árbol de zaláte había una mujer vieja con su cabello muy largo, que salía de la laguna y se veía caminando por la orilla de la laguna a deshoras de la noche y que si sus hijos seguían portándose mal, esa vieja se los iba a llevar y los iba a ahogar. Hay quienes dicen que era la llorona de la laguna, la cual había ahogado a sus hijos y que muy en la noche se oían sus lamentos. Cabe mencionar que esta leyenda es muy popular en todo México, principalmente donde hay cruces, lagos y presas.
Parece ser que el concepto que se le atribuía a la fertilidad del zaláte de los monos y la leyenda de la llorona, dio origen al mito de una especie de mujer acuática que tenia que ver con la fertilidad de la laguna, conocido como “La Vieja Machis” donde la palabra machis viene de michi que en lengua natural es “michin” significa pez, de origen náhuatl y/o purépecha. Recordando que antiguamente la ribera del lago era parte del dominio tarasco. Está por ejemplo el exótico platillo del “caldo michi” caldo de pez, que con frecuencia se acostumbraba entre los pescadores, era una combinación de bagres, carpas, huachinangos y amilótes conocidos como charales blancos. Por consiguiente este mito esta emparentado con la fertilidad de variedad de peces que poseía la laguna, de ahí pudo haber venido la idea de que se le arrojaban ofrendas de barro al lago por su gran abundancia.
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