La política y la cultura
Por: Santiago Baeza
Durante la pasada campaña electoral, en la que básicamente tres partidos políticos aspiraban realmente a obtener el poder municipal en Chapala (PAN, PRI y PMC), la comunidad cultural ribereña tuvo un peso que bien podría ser considerado como el fiel de la balanza que al final inclinó el resultado en favor de quien hoy gobierna el municipio.
Juan Carlos Pelayo, el candidato albiazul, cuyo gran reto consistió en tratar (infructuosamente) de retener para su partido la alcaldía, simplemente no conectó con los artistas y promotores culturales chapalenses. Los opinólogos aún nos preguntamos si parte de su estrategia consistió en ignorar olímpicamente a este importante sector, o ya bien, no tuvo entre su gente los contactos necesarios para lograr una mínima propuesta que llamara la atención de esta comunidad creativa. Lo cierto es que después de dos administraciones consecutivas en las que la ausencia de apoyo a proyectos trascendentes en materia de arte y cultura fue la norma, para Pelayo el jalar un sólo voto de este sector habría sido un reto titánico.
En el caso de Moisés Anaya, aspirante ungido por el partido Movimiento Ciudadano, se puede decir que tuvo la oportunidad y la dejó ir. El artista plástico y vocalista de ska, conocido dentro y fuera de las fronteras ribereñas como el Churro, mostró aspiraciones serias para buscar en la precampaña la misma nominación que finalmente recayó en Moy. El bizarro proceso de selección de candidatos en ese instituto abrió la puerta a una negociación con el amo de su todavía más famosa mascota, el Tigrillo, pero Anaya y su equipo prefirieron tomar en broma al Churro y a su particular equipo de precampaña. Quizá fue en ese momento cuando firmaron su apretada derrota, demostrando así que el pecado capital del alfarismo es la soberbia.
Javier Degollado, hoy alcalde priista de Chapala, desde antes del banderazo para el arranque de precampañas ya había tomado la iniciativa de buscar a más de un artista o promotor cultural, por lo menos en Ajijic. Durante la contienda se mostró atento y sensible a las opiniones y demandas de la fauna cultural ribereña, al grado de que poco a poco y de forma discreta terminó seduciendo a la mayoría de ellos. Y digo que de forma discreta, porque nadie en México que se precie de formar parte de una determinada comunidad cultural, suele gritar a los cuatro vientos que en tal elección terminó votando por el PRI. Cuando el agente cultural vota por el tricolor, invariablemente terminará defendiendo su derecho a la “secrecía” del voto.
Una vez que Degollado asumió la máxima responsabilidad municipal, de inmediato correspondió al discreto pero elocuente gesto de los “cultos”, con el nombramiento de una dupla de reconocidos gestores culturales. Por una parte y a la cabeza del proyecto, invitó de nueva cuenta a Sergio Unzueta, originario de Chapala y quien ya se había desempeñado en ese mismo cargo cuando gobernaba Gerardo, hermano del hoy alcalde. Y para la comunidad de Ajijic, le ofrecieron a Chuni Medeles, artista, activista y promotor cultural oriundo de esa población, la dirección de Centro Cultural Ajijic, con poderes ampliados para trabajar en cualquier rincón de esa población.
Si bien hasta el día de hoy el dúo de promotores culturales del ayuntamiento de Chapala no nos han sorprendido, lo cierto es que en ellos y su equipo se ven energía y muchas ganas. Se percibe una agenda consistente y de entrada algunos cambios importantes que tienen que ver con un buen entendimiento de de la verdadera vocación que deben tener los recintos culturales que están bajo su responsabilidad, aunque para lograrlo se generen molestias, como fue el caso de las señoras que tuvieron que irse con su muy respetable baile de “zumba” al malecón.
Pero de nada servirá un nombramiento acertado si eso no se traduce en apoyo. Los buenos proyectos culturales no se sustentan sólo en buenas intenciones, sino con gestiones y recursos humanos, materiales y económicos. De entrada yo soy de los que creen que tampoco el pasado director de cultura de Chapala fue malo, sólo creo que su jefe lo dejó solo. Así que si Chapala aspira a consolidar y potencializar sus activos culturales, si se pretende realmente fortalecer más la ya de por sí orgullosa identidad cultural de cualquiera de las comunidades del municipio, si en verdad existe la voluntad para reposicionar a Chapala en el mapa turísticocultural del país, cosa que es no sólo posible sino necesaria para la economía de sus habitantes, desde aquí esperamos a que a esa dupla se una y sea apoyada por el alcalde, el tesorero, los regidores miembros y no miembros de la comisión o del partido gobernante, y cualquier funcionario de cualquier nivel, cuya responsabilidad se involucre en el desarrollo de los chapalenses a través de la cultura.
El coqueteo entre la comunidad cultural de Chapala y el alcalde Javier Degollado puede llegar a ser una gran historia de amor o puede terminar como una pasajera aventura. Creo que todo dependerá de cuánto “cariño” le ponga el alcalde.
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