Despenalización de la marihuana
Por: Santiago Baeza
Cada vez más políticos se posicionan públicamente a favor de la despenalización del uso del cannabis, ya sea para uso industrial, médico o lúdico y recreativo. Expresidentes como Ernesto Zedillo y Vicente Fox fueron, quizás, hasta hace unos días los más llamativos, pero en esta semana le tocó al primer gobernante de cierto nivel en funciones: Jorge Aristóteles Sandoval Díaz. El gobernador de Jalisco, nuestro estado, dio la nota nacional al declararse públicamente, y en nombre del gobierno que encabeza, por la despenalización del consumo de esta sustancia.
Con argumentos sólidos y ante la mirada atónita de muchos de los ahí presentes, Sandoval aprovechó su participación en uno de los foros que la Secretaría de Gobernación organizó para discutir sobre el tema en Guadalajara, para proponer un nuevo modelo de atención al tema de las adicciones, desde una perspectiva de salud pública y no ya desde la actual criminalización a los usuarios. Como era de esperarse, ante la magnitud de tal posicionamiento, los medios de comunicación le dieron tal importancia que, una vez más, el debate entre la población se avivó, ya sea en las pláticas de café, o bien en las redes sociales.
Yo, personalmente, he sido muy activo en mi postura, pues soy de los que creen en la libertad (y responsabilidad) del ciudadano adulto; de los que saben que sustancias tóxicas como el alcohol son más dañinas que la marihuana, aunque sean legales; de los que miran asombrados cómo es que la violenta y costosa guerra fratricida que vivimos en México es mucho más perjudicial que el simple hecho de darse un “toque”; de los que no vinieron al mundo sólo a ganarse el cielo, sino también para disfrutar tranquilos y sin dañar a nadie nuestros tiempos de ocio.
Y aunque las declaraciones del gobernador priista en su momento fueron las que argumentó el entonces diputado local perredista Enrique Velázquez (recordemos la consulta pública que organizó a través del IEPC hace unos cuantos años), resulta alentador darnos cuenta como ciudadanos que cada vez más personalidades de los ámbitos social, académico y político, se pronuncian por una salida razonable y pacífica, no sólo al consumo, sino al comercio, que al estar restringido, ha sido el botín de organizaciones criminales que tienen entre otros de sus activos, el secuestro, la extorsión y el cobro de piso.
Despenalizar, hay que decirlo, no es lo mismo a legalizar, pero sí es un primer paso dirigido a tener una sociedad más responsable, un entorno más pacífico, instituciones públicas más saludables y probas, así como una economía más legal y pujante. También, un estado más sólido, pues incluso la policía tendrá más recursos y sus acciones podrán ser redirigidas exclusivamente a los delitos predatorios; es decir, a aquellos en los que sí se pueda identificar con claridad a la víctima y al victimario: robo, violación, secuestro, etc.
Si Jalisco, a través de su gobierno y de su sociedad, logra dar el primer paso en este sentido y sentar las bases de un nuevo modelo de atención al consumo de la “mota”, éste no sólo se tendrá que dar en la capital, sino también, y necesariamente, en los principales destinos turísticos de Jalisco, incluyendo, por supuesto a Chapala. Y casi diría yo que en especial a la población de Ajijic, famosa por ser el destino de descanso preferido de un turismo “muuuuy” alivianado y “rélax”, no necesariamente debido al bromuro del lago.
Este simbólico paso que el mandatario estatal tuvo la valentía de dar, por lo pronto es sólo de palabra. Habrá que tener paciencia para ver de qué manera estas buenas intenciones se traducen en acciones concretas. Pero, una vez que esto sea una realidad, a nosotros, como sociedad, nos tocará asumir nuestra responsabilidad para que a la medida sea un beneficio y no un problema. Incluso sería la oportunidad de ganarse la vida de una forma legal y sin que ello afecte al prójimo. Total, como se dice entre “pachecos”: “una fumadita no se le niega a nadie”.
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