Xapawiyemata
La isla sagrada de Xapawiyemeta es, según la leyenda, desde donde los dioses cortaron un gran árbol para tallarlo y construir una barca que permitiría a la madre de la humanidad soportar el diluvio universal, nave que le protegería durante la tempestad y donde ella guardaría el maíz divino con el que alimentaría a su descendencia futura. Por eso, cada que un bebé wixarika llega al mundo, su familia prepara con mucho esmero y durante meses en actos rituales las ofrendas que habrán de llevar en su largo peregrinar hasta el altar dedicado a la Diosa protectora del lago y símbolo de la fertilidad femenina.
Ignorante, ambicioso, egoísta y prosaico, el mestizo ribereño ha convertido este sitio mágico en un mugroso comedero de mariscos, en un profano, mundano y ruidoso antro para emborracharse al ritmo de música de banda y reggaetón. En eso terminaron convirtiendo a este santuario. Ha sido tal el desprecio a nuestras culturas milenarias, que los actuales locatarios de esas intrusivas palapas, con todo descaro osaron incluso instalar sus malolientes baños públicos al pie del sacro altar.
La isla de los Alacranes (así rebautizamos en castellano este sitio) es el más vivo ejemplo de las desafortunadas y erráticas políticas (si es que podemos llamarles así) de fomento al turismo en el municipio de Chapala durante las últimas décadas. En un incomprensible afán de saturar las playas chapalenses de puestos expendedores de “vampiritos” y demás bebidas “exóticas” servidas en cantaritos e insalubres trozos de bambú, nuestras autoridades municipales y funcionarios federales de la Comisión Nacional del Agua terminaron por concesionar casi la totalidad de la isla, asfixiando sin miramientos el altar wixarika, en aras de un turismo en lo absoluto compatible con la importancia mística e histórica del sitio.
A la actual administración municipal de Chapala le toca la responsabilidad de resarcir el terrible daño que sus antecesores propiciaron en Xapawiyemeta y debe expulsar a los intrusos. A los burócratas de la CNA les corresponde entender que el lago de Chapala no es un gran aljibe para las ciudades aledañas, sino una crucial fuente de vida, no solo para patos y garzas, sino también para los humanos, muchos de los cuales ven en este sitio un espacio para la conexión con su vida espiritual y mística. Que miles de años antes de que nuestras autoridades decidieran establecer “cuotas de distribución” del agua de este lago, habían sociedades que tenían a Chapala literalmente como la Meca de su religión. Que a pesar del intento por siglos de borrar en ellos sus tradiciones milenarias, hoy en día persisten con la misma fuerza. Que deben retirar de inmediato esas insensatas concesiones.
No solo por respeto y congruencia, sino hasta por inteligencia y malicia es que esta isla debe ser restaurada y protegida, pues hoy en día la industria turística experimenta vía alternativas, y el turismo místico es una opción digna de exploración. En la región hay hoteles spa que ofrecen terapias místicas; hay también colectivos esotéricos que atraen turistas a través de temazcales y demás experiencias chamánicas; restaurantes con menús naturistas y vegetarianos; tiendas y vendimias de piedras poderosas, inciensos y demás aditamentos para el turismo de la era de acuario. Un turismo, hay que decirlo, poco propicio a profanar, a emborracharse hasta el ridículo, a “compartir” su música con los demás, a ensuciar las calles. De modo que el altar de la isla puede ser un poderoso atractivo para un tipo de turismo mucho más atractivo para esta región.
A los intrusos habrá que reubicarlos, pues es comprensible que ellos tienen la necesidad de llevar sustento a sus hogares. Que se les busque una nueva ubicación y que se vayan con sus borrachos y su muy respetable música grupera a otro lado, pues al cabo hay mucho espacio aún en las playas del municipio. De esa forma Xapawiyemeta recuperará su dignidad, sus peregrinos podrán presentar a los nuevos miembros de su familia y depositar sus preciadas ofrendas a la Eva prehispánica, y los turistas, respetuosos y atentos, podrán apreciar en vivo una de las poquísimas tradiciones originales de nuestro país que lograron sobrevivir a la brutal y hasta violenta desculturización que han vivido nuestros hermanos indígenas mexicanos a través de los últimos cientos de años. Rescatar Xapawiyemeta será un simbólico y significativo acto de dignificación y progreso para Chapala.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala