La temporada alta ha llegado a su fin en la Ribera
Por: Santiago Baeza
Según el calendario anual ribereño, la temporada alta ha llegado a su fin. Los autollamados “Snow Birds” (aves migratorias, sería la traducción apropiada) que en esta ocasión abarrotaron calles, cafés, restaurantes, tianguis y demás espacios de su agrado, ya habrán remontado el vuelo de vuelta a su lugar de origen para estas fechas.
Los gringos (así les decimos porque son güeros y hablan inglés, aunque sean australianos o sudafricanos) que siguen aquí son los que aquí viven y representan las mismas caras que ya conocemos; los que ocupan el equipal de siempre en el café de la plaza, siempre con sus mismas pláticas: los famosos residentes.
Para muchos empresarios turísticos, viene la época de reducir sus servicios, recortar su personal, poner carita sufrida y esperar con ansia el advenimiento de la próxima temporada alta, una vez que vuelva el frío y miles de extranjeros vuelvan a refugiarse en esta región.
Pareciera que a muy pocos se les ocurre que muy cerca de la ribera hay una de las ciudades más pobladas del país, con poder adquisitivo, tiempo libre y hasta con residencias de descanso en la zona, pues en lugar de ver el vaso medio vacío, han descubierto, esa minoría, que el turismo nacional también consume.
Ahí está el caso de los señores que tuvieron la buena idea de poner un restaurante argentino muy ad hoc al gusto y bolsillo de la clase media tapatía. O la señora que ha logrado que una visita a Ajijic tenga parada obligatoria en su tienda de donas. Para ellos y algunos otros lo mismo da si es enero o junio, pues su caja registradora no les da mucha variación en sus ingresos.
Y es que, hay que decirlo, las mejores épocas climáticas de la ribera están por venir: la primavera ribereña, con el explosivo colorido de su vegetación, será sucedido por la siempre ansiada temporada de lluvias, época en que todo el paisaje reverdece y el turismo de montaña se convierte en una actividad obligada para los amantes de la naturaleza.
Por eso creo que a todos los prestadores de servicios turísticos de la zona habría que instalarles el chip de la “temporada alta nacional”, para que en vez de sentarse a esperar el regreso de los extranjeros, todos se pongan las pilas y busquen alternativas que atraigan la atención de millones de potenciales turistas instalados hoy a escasos kilómetros de distancia.
El eje turístico que va de Mezcala a Chantepec es rico en ofertas de entretenimiento para un turismo nacional (por no decir regional) que bien puede cambiar la dinámica económica de esta región, para que no haya época de vacas flacas. Solo es cosa de tener las ganas y un poquito de creatividad.
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