El tesoro de “La Peñita”
Por el cronista: Gabriel Chávez Rameño
Es muy raro encontrar en los pueblos historias de tesoros escondidos; sin embargo, en San Luis Soyatlán se platica de “La Peñita”, donde se ha visto la aparición de una cueva en la que hay un gran tesoro de monedas de oro y plata. Lo que es importante destacar, es que en la mayoría de los pueblos donde se escuchan historias de tesoros, a lo largo de la historia se ha sabido de personas que encuentran tesoros, ya sea de manera accidental o por la búsqueda de los mismos.
En la edición anterior de Semanario Laguna, donde se platicó del tesoro del caballo, se comentó sobre la aparición de un portal en una hora y fecha determinada, en el que se puede entrar para sacar el tesoro. Lo que hace coincidencia en la búsqueda del tesoro de “la Peñita” es que en una fecha determinada y hora específica, la cueva puede ser visible. Se habla de un día de agosto cuando puede se puede ver esta cueva y al parecer sólo es por unas horas y como en algunos tesoros se lee la leyenda “todo o nada”.
El señor Francisco, “el Nopalero”, como es conocido en esta población, ya que vende nopales en la plaza principal, platica:
—Yo iba a buscar nopales por el cerro de García, en las falditas, y llevaba mi rifle por si veía un conejito o paloma, pa’ comer y eran como las seis de la mañana cuando subí… El sol empezaba a salir cuando agarré el camino de “la Peñita”. Allá arriba de donde están las lajas, cuando iba llegando al arroyo grande, y al dar la vuelta en el camino vi algo que no había visto nunca. Era la entrada a una cueva, y me quedé sorprendido, porque siempre ando por ese camino y nunca la había visto ahí en la peña. Ahí estaba la cueva. Los rayos del sol, que apenas salían, le daban directo a la Peña, por lo que se podía ver bien clarito lo que había adentro. Me quedé quieto, y vi unos montones de monedas de oro y otros de plata. Dejé mi rifle en la entrada de la cueva y vacié mi morralito donde llevaba mi lonche y agua. Lo vacié, y rápido corrí a donde estaban las monedas de oro, y llene el morralito y cuando me disponía a salir la cueva de repente se cerró. Todo quedó obscuro. A tientas me fui hasta donde había dejado mi rifle y cuando lo quise jalar no pude, quedó atrapado entre la pared, ya que lo había dejado con la punta hacia afuera. Ahí me quedé, triste y ya no sabía qué pensar. Vacié mi morral nuevamente, y dejé las monedas allí. De pronto, la cueva volvió a iluminarse con la luz del día. Agarré mis cosas y me salí rápidamente ya que tuve miedo de quedarme allí. Mi sorpresa fue que ya era en la tarde; el sol se estaba poniendo. Me quedé viendo el lugar exacto, ya que me quedé con las ganas de volver. Lo hice por dos semanas en las que diario subí a la misma hora, y no volví a ver que se abriera la cueva. De hecho, me llevé a mis hijos, e intentamos romper la peña y no paso nada… Fue en Semana Santa, ya que iba a los nopales para esos días.
Para el señor Alberto Bautista, quien tenía un ranchito con sus vacas en San Cristóbal, platicó:
—Iba a buscar mi vaca. La habían visto por “la Peñita”. Estaba por parir, y me preocupaba por su becerro… Cuando llegué al arroyo de “la Peñita”, iba subiendo, cuando de pronto vi la entrada a una cueva. Se me hizo raro, porque nunca había visto ese lugar ahí. En eso, oí mi baca que bramó, y puse atención para ver dónde estaba. Llegué a donde estaba mi vaca, y vi que estaba bien y ya tenía su becerro. Lo levanté y lo arrimé al camino. Cuando regresé para ver la cueva, ya no estaba y me quedé sorprendido y confundido. Estaba seguro que la había visto ahí, porque estaba un pitayo y un tepehuaje ahí. Lo vi clarito… Era en la mañana, temprano, como las siete o siete y media. En abril, me acuerdo bien. La verdad no vi que había adentro. Iba más preocupado por mi vaca que por otra cosa.
Las fechas son importantes en estos eventos. Por lo general, se tenía como referencia el Jueves Santo para la búsqueda de tesoros. Es coincidencia, verdad o mentira, queda en el criterio de cada persona. Las historias están ahí así como los lugares en donde se cree que existen los tesoros.
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