El árbol del ahorcado
Por: Cronista Gabriel Chávez Rameño
Durante las noches obscuras y de luna llena, la gente ha visto la silueta de una persona que cuelga en las ramas de este árbol de camichín que crece cerca del malecón de San Juan.
Se cuenta que durante la guerra de los Cristeros hubo muchos ejecutados en esta población, y, en especial, uno de ellos fue colgado del camichín. Nadie supo quién era. Se decía que era del Chante. Otros comentaban que era un hacendado que traían de Zacoalco de Torres o de Sayula de apellido Basilio.
En 1929, llegó una de las tropas federales con una gran cantidad de presos traídos del sur de Jalisco. A muchos de ellos los fusilaron fuera del antiguo templo del Hospitalito, donde ahora se encuentra la plazoleta.
Ahí mismo estaba un árbol de hule y un par de guamúchiles, donde también colgaron a otra cantidad de personas, pero en especial fue la muerte del señor Basilio, que por órdenes del coronel Mendieta fue arrastrado hasta el camichín y ahí fue ahorcado, además de recibir un par de disparos.
Ahora, en las noches obscuras y en otras de luna llena, las personas han visto la silueta que se balancea en el árbol.
“Yo venía con mi amiga Lupe, del malecón, y no era muy noche. Apenas estaba queriendo anochecer cuando pasamos por el camichín y sentí un escalofrío. Al voltear al árbol, me sorprendí de ver a un hombre colgado y no pude gritar. Mi amiga Lupe me vio y no supo qué hacer; sólo corrió, y ahí me dejó. Cuando pude moverme, corrí lo más que pude y alcancé a mi amiga.
Ella dijo que no vio nada pero se imaginó que era algo malo por cómo me vio en mi semblante. Desde ese día, ya no pasamos por ese lugar. Mejor bajamos en la otra esquina y nos regresamos temprano a casa…”, comentó Rosario Cortés, joven de 17 años.
Don Francisco G. platica: “Ya desde hace muchos años, se ha visto a esta ánima que quiere descansar. Mi papá, que era pescador y tenía su canoa ahí donde ahorita es el malecón, pues siempre bajaba a pescar como a las tres de la mañana o cuatro, y me platicaba que en el árbol del ahorcado veía la sombra del que habían ahorcado ahí.
Que ya no le daba miedo verla, porque la veía seguido y, mi papá mejor le rezaba para que no se apareciera más. Yo en una ocasión la vi. Tendría como unos quince años. Iba a buscar a mi papá en la laguna, y bajé por la calle Cardenal hasta donde el árbol del ahorcado.
Me dijeron que estaba tomando con sus amigos y fui a buscarlo, y cuando pasé por donde el árbol, vi la silueta del hombre y corrí sin detenerme hasta donde estaba mi papá. Se siente feo ver semejante cosa, muchacho.”
La señora María García (†), comentó: “Veníamos del circo. Se ponía en la punta ahí donde están haciendo el malecón. Llevé a mis hijos al circo que vino, por allá en los noventas. Mi hijo Javier tenía diez años y ahorita ya es todo un hombre, ya hasta tiene hijos… Cuando salimos del circo, ya era noche y estaba rebonito, porque había luna llena y se reflejaba la luz en la laguna.
Mi hijo quería hacer del baño y nos fuimos acercando donde al árbol del ahorcado para que allí hiciera. Ya no había gente, ya se habían ido, y cuando nos acercamos al árbol, mi hijo se sentó a hacer y se me ocurrió voltear a ver a las ramas del árbol, y con la claridad de la luna, clarito, vi cómo una sombra de un hombre se movía de un lado a otro. Sentí mucho miedo, pero no quise gritar ni correr por mis hijos, y cuando nos fuimos volví a voltear y la sobra seguía allí colgada…”
El árbol sigue en pie y custodia la entrada al malecón de San Juan por la calle del Cardenal. Algunos comentan que han visto la silueta, otros no han visto nada. La historia ahí está y es verídico que ahí ahorcaron al señor Basilio.
Lo que no se sabe es de dónde era originario, si de Zacoalco o de Sayula, pero que era de la región del Sur de Jalisco es un hecho.
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