El Yunque en Jocotepec
Por Santiago Baeza
El Yunque es como se le conoce a una presunta organización secreta conformada por desequilibrados y antisociales fundamentalistas de ultraderecha, quienes creen que México no debe regirse por una constitución laica sino por la biblia como ley suprema. Por supuesto, ellos se autoerigen como únicos intérpretes de los mandamientos divinos a los cuales nosotros, el resto, debemos acogernos obedientemente con el fin de ganarnos el cielo.
Sobre estos siniestros personajes que infiltran la vida pública de Jalisco y México ha escrito Álvaro Delgado, uno de los más serios periodistas de investigación que hoy tiene el país. Al respecto, este comunicador ha dedicado innumerables artículos en el semanario Proceso y lleva también dos libros que ha publicado al respecto. El Yunque: la ultraderecha en el poder (2003) y El ejército de Dios: nuevas revelaciones sobre la extrema derecha en México (2005).
De entre los militantes descubiertos y descritos por Delgado, en ambos libros aparece citado diversas ocasiones un político al cual se le ve muy seguido en el ayuntamiento de Jocotepec y por lo que parece, se encuentra incrustado ya en el círculo más cercano de Héctor Manuel Haro Pérez, alcalde de ese municipio. Se trata de Jesús Alejandro Cravioto Lebrija, quien se desempeña como asesor del munícipe, según información proporcionada por la dirección de comunicación social.
Cravioto Lebrija es descrito en su juventud, según los informantes entrevistados por el premio nacional de periodismo (2003), como una de las cabezas visibles de organismos radicales como el MURO y el Consejo Nacional de Estudiantes, organismos vinculados con actos de violencia dentro de recintos estudiantiles y contra militantes de la izquierda mexicana. Pero no solo su agitada militancia juvenil pone de manifiesto su agenda oculta, sino que también su paso reciente por la administración pública nos confirman que este soldado de Dios tiene siempre “otras” intenciones.
Cuando fue secretario de Cultura en la última administración panista en el estado, tejió y formó parte de una red oculta de funcionarios que habrían sido distribuidos meticulosamente en diversas secretarías, con el fin de establecer “controles” y facilitar la comunicación de manera estratégica. Valiéndose de la extorsión, el ocultamiento de información, el espionaje, amenazas, robo de documentos, mentiras y demás lindezas, esta especie de Gestapo tropical operó incluso en innumerables ocasiones contra las indicaciones del propio gobernador.
El grueso de la comunidad cultural de Jalisco, sobre todo quienes radican en la zona metropolitana de Guadalajara, coinciden en que el arquitecto Cravioto es uno de los peores secretarios de cultura que ha tenido el estado. La censura y el favoritismo, en especial dirigido a aquello que según su punto de vista fomenta los “valores” sociales, es decir su versión posmoderna de la inquisición, fueron la constante en su gestión.
La ultraderecha en la que milita a escondidas este cruzado infiltró al PAN en la década de los ochentas. De la mano de Cravioto, otros torquemados como Fernando Guzman Pérez Peláez arribaron de forma misteriosa en la escena política local, aún y cuando ambos venían de otras latitudes del país. Hoy que ya no les sirve ese partido, es que han decidido brincar de él en la búsqueda de otras opciones para acercarse de nuevo al poder y reposicionar a su ejército de medievales en sitios específicos del gobierno.
Por eso asusta la idea de ver a Jesús Alejandro Cravioto Lebrija tan cerca del alcalde de Jocotepec. Porque ello implica con certeza el hecho de que en ese municipio ribereño hay o se está armando, una estructura paralela cuyo fin es sostener a esta peligrosa organización y para que sus miembros operen de manera secreta para beneficio de su disparatada ideología. Pero lo que más asusta, es pensar que esta red de lunáticos pudiera estar siendo financiada con recursos públicos provenientes de los impuestos del pueblo de Jocotepec.
Yo no sé si el arribo de Alejandro Cravioto al gobierno de Jocotepec es debido a una sospechosamente pragmática negociación de Enrique Alfaro líder supremo del partido MC en Jalisco con el Yunque, cosa que es totalmente creíble, o si es debido a que el alcalde de Joco o algunos de sus subalternos forman parte de esta organización secreta. Creo que le toca al presidente municipal aclarar esta situación. El ayuntamiento también debe aclarar cuáles son las responsabilidades oficiales de este “asesor” (las no oficiales ya las sabemos): cuánto le cuestan sus “servicios” al contribuyente, y si Lebrija viene solo o trae “equipo”.
La ribera de Chapala es una región que se caracteriza por la calidez de su gente y su apertura hacia con otras maneras de pensar. La multiculturalidad es una realidad diaria en esta zona. Muchas creencias y maneras de pensar conviven de manera cotidiana, la diversidad religiosa que hay es prueba fehaciente de ello. No debemos dejar que la intolerancia, la ceguera militante, la estrechez mental, el odio al diferente, la ignorancia manifiesta y la violencia moralizada vengan a estropear nuestro pacífico y alegre estilo de vida. No lo merecemos.
Alejandro Cravioto Lebrija. Foto: cortesía El Informador
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