Ajijic Gay Friendly
El nivel de apertura, respeto y tolerancia de Ajijic hacia la diversidad sexual es ejemplar. En cualquier otro pequeño pueblo de este estado lo común es que los homosexuales tengan que esconder su preferencia sexual o de plano huir a cualquier otro destino donde puedan rehacer su vida. Sin embargo, en este poblado, ellos no sólo deciden quedarse, sino que además viven su sexualidad sin tapujos. Es más, ni siquiera se habla de una comunidad gay ajijiteca, pues no existe la necesidad de separarles del resto de la gente, ya que todos formamos parte de una sola comunidad: la de Ajijic, independientemente de los pequeños detalles que a todos nos hacen diferentes.
Hace tiempo me comentó una amiga lesbiana que caminar tomada de la mano de su pareja por las calles de Chapala es motivo suficiente para que la gente a su alrededor las observe con cara sorprendida e incluso las señale y practique el deporte del rumor. En cambio, dice mi amiga, en Ajijic dos mujeres tomadas de la mano pasan completamente desapercibidas, pues para nadie, ni siquiera para los niños y ancianos del pueblo es un tema relevante o digno de comentar.
Esta actitud primermundista y cosmopolita de los ajijitecos, además de ser ejemplar, es muestra de un nivel cultural que está muy por encima de la media del país, incluyendo a las grandes capitales de México. Representa, también, interesantes oportunidades para el futuro de esta comunidad, pues esta cultura del respeto a los demás no sólo fortalece nuestros vínculos sociales, sino que también abre una importante ventana de oportunidad para el crecimiento turístico y económico de la zona.
Debido a que el turismo representa el principal ingreso económico del pueblo, el llamado “turismo gay” es una mina de oro que podemos explotar, pues tenemos todo para hacerlo. De hecho, lo más difícil ya lo tenemos: una sociedad preparada para recibirles con hospitalidad y sin prejuicios. El reto sería relativamente sencillo, pues de alguna manera y casi de forma espontánea, ya hay al día de hoy indicios aislados de este modelo de economía, pues no pocos de los gays locales, fuereños o extranjeros que aquí radican cuentan con capital social, credibilidad y liderazgo comunitario y hasta económico.
Ahora que las leyes de nuestro país evolucionan quizá más rápido que lo que nuestra propia sociedad mexicana lo hace, la madurez del pueblo y la infraestructura turística que ya tenemos en Ajijic bien pueden posicionarnos a nivel nacional y hasta en el plano internacional como un destino gay consolidado. Si la legislación ya permite los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo, ya estaríamos ofreciendo paquetes de bodas y lunas de miel. Sólo en ese aspecto, el ingreso por renta de locales para eventos, mobiliario, servicios de banquetes y hotelería, tendía en la zona un importante aumento, sin contar el beneficio que también tendrían los taxistas, taqueros, abarroteros y demás beneficiarios indirectos.
Personalmente, sólo conozco dos destinos turísticos gay: la playa de Los Muertos en Puerto Vallarta y la avenida Davis de Vancouver, Canadá. No son arrabales de mala muerte, ni apestosos, oscuros e inseguros callejones, sino deslumbrantes distritos comerciales y culturales en los que se encuentran las boutiques de mejor gusto, los restaurantes más sofisticados, coquetas tiendas de decoración ultra vanguardistas, florerías, galerías, ultramarinos (hoy llamados por todos de una forma más gay: deli), y demás variados y sofisticados productos que suele consumir quien tiene refinados gustos y amplio poder adquisitivo.
Admitámoslo: Ajijic ya es hoy un destino gay. Con un poco de visión, solidaridad, energía y esfuerzo que invirtamos, lograremos situar a nuestro pueblo en la lista oficial de los sitios más amigables del país, y así, incluso, lograremos sacar un beneficio económico de nuestra ejemplar y evolucionada civilidad ajijiteca.
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Gracias por escribir este articulo.