Aunque morirse en Chapala de forma humilde puede parecer poco, pero el proceso funerario puede dejar grandes deudas a las familias para lograr pagar los casi 50 mil pesos que esto requiere
Tumba en el cementerio de Ajijic. Pulsa la imagen para ver la fotografía completa
Manuel Jacobo (Chapala Jal).- Morirse en el municipio de Chapala como en muchos otros lugares del mundo es algo normal. Como se comenta en las calles o en casa, “la muerte es lo único que tenemos seguro”. En el caso específico de Chapala parece tener tres eslabones: uno económico, otro de espacio y un último cultural.
La ahora ciudad de Chapala tiene una tasa de muerte (desde 2013 hasta en junio de 2016) que no supera las mil defunciones: 998 para ser exactos. Siendo la cabecera municipal uno de los lugares que presenta el porcentaje más alto: 816 defunciones, seguida de Atotonilquillo con 75, Ajijic con 73, San Nicolás con 28, Santa Cruz con 13 y San Antonio Tlayacapán con 12 defunciones.
Chapala es una ciudad que tiene, según el Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco (INEGI), hasta 2010, 43 mil 444 habitantes, y cuenta con una tasa de natalidad de 3 mil 586 nacimientos desde 2013 hasta junio de 2016. Lo que muestra el crecimiento de la población con relación a sus defunciones.
El precio de la muerte
La funeraria San Francisco de Asís tiene 50 años de existir en Chapala. Se encuentra ubicada por la calle López Cotilla a escasos metros del mercado municipal. En ella, se realizan cada semana por lo menos entre cuatro y cinco servicios funerarios, lo que significa que se llegan a brindar hasta 16 o 20 servicios al mes.
El negocio familiar cuenta con tres servicios primordiales que se ofrecen en el municipio: económico, ámbar e imperial; el primer servicio tiene un costo de 12 mil 500 pesos, el segundo tiene un costo 17 mil 500 pesos y el tercero 28 mil 500 pesos.
Estos servicios son ofertados al igual que en muchas otras funerarias mediante paquetes que se ofertan como forma de prevenir un proceso inevitable. Los paquetes se dan con un pago no superior a tres años, y la mensualidad depende del tipo de paquete adquirido. Por ejemplo en un paquete económico, la familia tendría que pagar 347 pesos mensuales y hasta 791 pesos por un servicio imperial.
Aunque estos servicios se brindan en Chapala, no es muy común que se adquieran. Según información de la funeraria, algunos habitantes refieren no comprarlos “porque están comprando su muerte”.
Muchos pensarían que al comprar estos paquetes quedan ausentes de gastos y no es así.
El eslabón cultural
Aunque las funerarias incluyen actualmente servicio de capilla, por tradición, algunas familias prefieren velar a sus seres queridos en sus hogares. Ahí los servicios funerarios siguen cubriendo los gastos en toldos, sillas, pan y café que se acostumbra en este acto de duelo. Sin embargo, dependiendo de las posibilidades y costumbres familiares, se ofrece vino, cerveza y hasta aguardiente. También debemos incluir, a todo esto los gastos (en caso de ser católico) de la misa, coro en la iglesia y arreglo de flores, por lo que los gastos puede ascender desde mil pesos o hasta que sus posibilidad lo permitan.
La tradición dice que se debe velar el cuerpo durante nueve días, lo que se traduce a otro gasto extra durante más de una semana, en la cual se ofrece pan y café generando un gasto extra.
Aunque la alternativa para no generar estos costos es la cremación, no es una práctica que sea aceptada por la población. Según la experiencia de la funeraria San Francisco, “su creencia les dice que un cuerpo debe sepultarse para que descanse en paz. Inclusive dicen que no se deben exhumar los cuerpo porque sino su alma va estar penando”.
Pese que la cremación tiene un costo menor que va desde los 10 mil 500 pesos, no es un práctica utilizada por las personas oriundas del lugar, y, en su caso, los que más usan estos servicios son la comunidad extranjera, como ejemplo es que para esta funeraria de cuatro servicios ofrecidos en una semana, dos son cremados y dos sepultados, debido a que tienen muchos paquetes comprados en la población de Ajijic.
El último eslabón
La falta de espacios para sepultar los cuerpos es un problema en el municipio. Según los datos estadísticos del INEGI, el municipio cuenta con cinco panteones municipales, uno por cada población, y un predio que no se ha utilizado en la población de Ajijic.
El titular de la dirección de Patrimonio, José Guadalupe Padilla, menciona que en el municipio de Chapala actualmente sólo quedan 18 espacios en el panteón de la cabecera municipal, además de ya no tener espacio en la población de Ajijic y Atotonilquillo. Este problema que se ve reflejado, por ejemplo, en la población de Ajijic, donde se está suscitando que diversos nichos son llevados al cerro de la Chupinaya, un lugar donde no se ha pedido permiso a los miembros de la comunidad indígena, quienes son los encargados del cuidado de esa parte del territorio.
Por otra parte, esa población cuenta con un predio considerado “El Panteón Nuevo”, y que no está en servicio debido a que el predio no cumple con las características para poder ser usado.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Chapala está en busca de un predio para poder crear un cementerio nuevo en la cabecera municipal y que no se encuentre alejado de la zona urbana.
Lo inesperado ahora es que actualmente el delegado de Ajijic recibió una notificación por parte de la dependencia de panteones municipales, que refiere un nuevo cobro (tipo fianza) que consta de 1000 pesos, para asegurarse de que los dolientes no dejen escombro en las zonas del entierro.
Aunque morirse en Chapala de forma humilde puede parecer poco, el proceso puede ser un acto que puede dejar grandes deudas a las familias para lograr pagar los casi 50 mil pesos que esto requiere, por lo que el ayuntamiento de Chapala ha implementado servicios que permiten que el costo sea menor con previo estudio realizado por trabajo social en el DIF y que puede no superar los 3 mil pesos. Estos servicios actualmente están vigentes tanto en Chapala como en Ajijic.
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