Mariscos o parrillada con la mejor vista del malecón de Chapala
Publirreportaje por Manuel Jacobo.- Si estás en la Ribera de Chapala y quieres sentir la brisa del lago acompañada de unos mariscos o una parrillada al son de salsa, cumbia, bachata, ranchera o de banda, deja que la brújula de tu paladar te conduzca hasta el restaurant-bar-café Perla Negra. Hoy nosotros lo hicimos como lo han realizado algunos 300 visitantes de los 5 mil que ingresan a Chapala.
En una tarde nublada y de clima cálido, Teresa Valenciana, administradora del restaurant, nos comenta los cambios y procesos por los que ha pasado el sitio. Sus afamados días cuando formaba parte del Beer Garden —en el que cantaba Mike Laure—, a la par nos muestra las transformaciones que ha sufrido hasta llegar a tener su identidad propia: El Perla Negra.
Los ahora pioneros en crear un buffet sin perder su especialidad: los mariscos y la parrillada, nos muestran la cantina con la que cuentan. Los meseros no paran, parecen caminar a ritmo de la música y las personas que se encuentran en el barco pirata (el restaurant), parecen no preocuparse por el tiempo en que se tarda en servirse la comida. Eso es lo que menos parece importarles ya que la espera es amena por los ritmos de cumbia y la vista privilegiada que tiene el lugar, la mejor vista al lago, a la Ribera y a la pupila.
Mientras “Tere” nos comenta que cuentan con el mejor sazón gracias a su cocinera, por nuestro costado pasan los meseros con distintos platillos; pueden ser parte de sus especialidades: camarones hawaianos, coco loco, costa azul, tamarindo, en salsa de mango o bien una piña caribeña —rellena de camarón, pulpo, surimi y queso gratinado—, o bien una brocheta.
Mientras los músicos descansan, una familia que festejaba se retiró. No pasaron ni tres minutos, y el lugar ya estaba limpio y dispuesto para recibir más comensales. Media hora y la música regresa, y con ella otros comensales. Algunos parecen terminar sus alimentos y no dudan en comenzar a bailar, la pista es suya, hoy sólo una pareja parece hacerlo.
Mike es el encargado de poner el ritmo en el lugar, sin embargo, no es lo único que proporciona al lugar. Cualquier día puede ser el ideal para que Mike y su hermano Carlos inviten al grupo de comensales salseros, sí salseros, de los que bailan salsa, para que ellos disfruten, coman y realicen su rueda de casino -coreografías, exhibiciones y clases de salsa-: “la gente ni baila por verlos, hasta ni comen”, gracias a su ritmo tropical que tanto los distingue.
Perla Negra está cambiando. Antes Mike Laure, ahora Mike y su ritmo tropical y versátil, para él los cambios han sido grandes “antes venían, comían y se iban; ahora llegan comen y hacen sobremesa y coctelería para disfrutar de la música.
Al salir del Perla Negra, te despide una vista impresionante al lago y al bajar los primeros escalones te das cuenta que has llegado a la playa y que el viaje terminó, mientras de la mente brota la idea de volver a subir al barco.
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