Gracias Tlaloc
El dios Tláloc ha sido particularmente generoso con nuestro lago en los dos últimos temporales, de tal modo que su mejora es fácilmente perceptible. Si bien todavía estamos lejos de aquellas imágenes de abundancia que aún conservamos de otros tiempos, el nivel que hoy tiene ya es aceptable y a mí en lo particular me colma de optimismo.
Según la Comisión Estatal de Agua, el líquido llega a la cota 95.33, lo cual representa prácticamente dos terceras partes de la capacidad del vaso lacustre, suficiente como para tener el límite del lago al borde de básicamente todos los malecones ribereños, desde Mezcala hasta Jocotepec.
Algo que particularmente me ha llamado la atención a lo largo de estos últimos cinco años de seguimiento personal al estado de este importante cuerpo de agua, es que cuando el nivel es raquítico y por tanto preocupante, todo mundo pone atención al tema, el cual se vuelve motivo de comentarios de la gente y de notas periodísticas. Pero cuando el nivel de Chapala deja de ser motivo de alarma, deja de ser el centro de atención e incluso resulta más complicado darle seguimiento, pues no resulta sencillo estar al tanto de su estado, ya que poco se publica al respecto. Incluso medios ribereños como Semanario Laguna, en esa temporada omitieron informarnos al respecto.
A mi parecer es de suma importancia que los habitantes de los distintos poblados de la ribera estemos siempre al tanto no sólo de la cantidad de agua en Chapala, sino también de su calidad, pues esa información básica nos ayuda a tener una conciencia permanente sobre la importancia que guarda el tener un lago sano.
No está por demás recordar que Chapala es el lago más grande e importante del país, no sólo en términos ecológicos sino también en lo económico, pues representa la base de sustento de prácticamente todos los habitantes de esta zona, de forma directa o indirecta. Así mismo, es destino temporal de cerca de un millón de visitantes anuales, según datos de empresarios turísticos de esta región.
Me preocuparía mucho que ante un lago medianamente abundante como hoy está y una generalizada ignorancia con relación a las altas y bajas del vaso, cayéramos nuevamente en el despilfarro inconsciente y de nueva cuenta, en el subsecuente lamento por no haber cuidado lo que ahora tenemos.
La lógica para tener un lago abundante es la misma que aplicamos en las finanzas de nuestro hogar si queremos ser ricos: ganar mucho y gastar poco (y que conste que eso no sólo aplica a los poblados ribereños, sino a todos los que consumen de esta agua, incluida la Zona Metropolitana de Guadalajara). Si queremos congraciarnos al final del próximo temporal porque logramos superar la actual cota, debemos ser muy responsables.
Celebremos (con júbilo moderado) el nivel que hoy guarde Chapala y hagamos un esfuerzo para que el próximo año tengamos más agua. Para ello estemos atentos y seamos responsables en su uso. Y no está demás que prendamos una veladora a Tláloc para pedirle otro temporal abundante en 2017.
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