Entre el amor y la infidelidad
El martes 8 de este mes se llevaron a cabo las elecciones más esperadas del año. Los habitantes de una de las potencias mundiales eligieron al que será su próximo presidente y con el resultado se cumplió la pesadilla de muchos. El tan (demasiado) polémico candidato republicano Donald J. Trump resultó electo por el pueblo estadounidense para gobernarlos. Lo más impactante es que este personaje ganara la contienda electoral con una gran ventaja de votos a favor sobre su oponente, siendo que entre los votantes que lo apoyaron, según distintas encuestas y variadas fuentes de información, se encontraron ciudadanos de origen latino.
Su victoria se debe a las muchas minorías que se identificaron con su discurso y sus ideales sociales y políticos. Estas minorías las conforman grupos empoderados con tendencias y creencias en contra de los migrantes, de la diversidad social o de religión, en contra de todo aquello que no aprueben o que no forme parte de su sistema, y que en conjunto conforman una gran mayoría.
Y así como esos latinos residentes en el país vecino respaldaron la candidatura de Trump, no hace mucho se hizo público el apoyo que este candidato recibió por parte de estadounidenses que habitan en el municipio de Ajijic, siendo una noticia tan ilógica e inesperada una como la otra.
Trump se distinguió desde sus primeros discursos políticos por hacer público su desagrado, prácticamente odio, por los inmigrantes que llegan a “su país”, legal o ilegalmente, siendo una de sus soluciones la propuesta de construir un muro entre México y Estados Unidos para ocuparse de este sector. Entonces, ¿habrá que construir un muro alrededor de la Ribera? No para impedir que salgan los Ribereños, claro está, sino para detener la entrada de estadounidenses que llegan a establecerse acá, siguiendo la lógica de este futuro presidente.
Siendo justa, no puedo generalizar en este aspecto, pues hace unas semanas fue colgado sobre la carretera un letrero escrito en inglés, en el que se invitaba a los american friends a votar por la oponente de Donald para apoyar a México. No me sorprendería confirmar que sólo unos pocos, entre los tantos norteamericanos en el municipio, ignoraron tal mensaje, pues a estas alturas ya debe ser un gran número de ellos conscientes de todo lo que Ajijic y su gente han moldeado y adaptado a través de los años con base a sus preferencias.
El pueblo se ha convertido en un desborde de tradición mexicana, resaltando los atributos culturales que atraen la atención del extranjero que llega al país. Al mismo tiempo, ha adoptado características de la vida estadounidense: desde restaurantes y comida, hasta tiendas con productos importados y precios en dólares, e incluso la mayor parte de los libros que circulan están escritos en inglés. No solo el agradable clima es el factor atrayente de estos pobladores sino también la bienvenida que se les da pues, con estos elementos que se amoldan a su estilo de vida y que se tocan en una fusión de ambos países, es claro que el municipio los invita a quedarse.
Es una tristeza que haya estadounidenses que celebren la victoria de Donald desde su residencia en en la Ribera, y que no hayan podido sentir empatía por los mexicanos que los han recibido en su territorio y que ahora son víctima de los ataques desvergonzados de este sujeto.
Espero que las declaraciones de este pequeño grupo que hizo pública su preferencia política por este candidato ahora electo, no afecte el lazo de convivencia pacífica y de amistad que los estadounidenses que han sabido apreciar lo que el país y su gente les da han forjado a través de los años y que, al contrario, este se refuerce y sean nuestros defensores.
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