Las flores que no lleguen a venderse, tendrán que ser tiradas ya que son flores de temporada que no duran más de dos meses
Álvarez Cisneros tiene más de 20 años en el negocio de las flores. Foto: Miguel Cerna.
Miguel Cerna. – Las flores son uno de los elementos clave para la conmemoración del Día de Muertos, especialmente la de los 20 pétalos, conocida comúnmente como “cempasúchil”, la cual se encarga de darle color y olor a los altares y tumbas. Aunque ya no se venden como antes.
María Guadalupe Álvarez Cisneros trabajaba perdida entre las tantas flores que coloreaban el Vivero Larios de naranja, amarillo y sus combinaciones, que ocupaban el mayor espacio por ser las flores de la temporada.
Álvarez Cisneros tiene más de 20 años en el negocio de las flores, por lo que ha notado una baja en la venta de plantas de cempasúchil para el día de muertos, pues en años anteriores llegaba a comercializar hasta 2 mil macetas. Esto ya no sucede, pues por muy buena venta que tenga, sólo logra llegar a las mil.
En particular, considera que este año la situación está “muy lenta”, por lo que espera vender, por lo menos, 500 plantas. De lo contrario tendrá que tirarlas ya que son flores de temporada que no duran más de dos meses, además de que después del dos de noviembre ya no se venden, explicó María Guadalupe.
“Ahora nos pusieron más competencia, pero no nos afecta porque no debemos de tener envidias. Todo es para todos. Si ellos venden, pues nosotros también. Entonces hay que pedirle a Dios para [que] los ayude a ellos y que a nosotros no nos olvide” (sic), comentó al reconocer que cada vez hay más personas que comercializan la flor.
Mientras tanto, Viridiana Álvarez, junto con sus dos hijos, elegía la maceta más bonita.
Comprar macetas se le ha hecho costumbre desde que su hija ingresó a la primaria, pues cada año le piden para adornar los altares en los que involucran a los estudiantes como parte del fomento de las tradiciones del país.
A Guadalupe le encanta todo lo que hace en su vivero, porque la libera del estrés. Para ella es muy complicado elegir una flor favorita de todas las que la rodean, pero si lo tuviera que hacer, elegiría el ciclamen y la orquídea.
Con tantos años en el negocio, ha desarrollado una relación especial con las plantas. Cuando ve una triste (marchita), la acaricia y le da besos. Su trabajo consiste en que la gente se lleve las flores “bonitas” de su vivero.
“Mire, yo no les canto, pero si veo una florecita, así como ésta”, dice mientras toma una flor un tanto marchita, “la agarro, les doy sus besos y las acaricio. Mucha gente dice que hablan, pero a mí no me han hablado; pero si son agradecidas”, comentó.
Una de las habilidades más gratificantes que le ha dado su trabajo es el conocimiento de cientos de nombres de plantas y sus cuidados. Esta información la ha podido transmitir a su descendencia ya que es un negocio familiar. Los fines de semana le ayudan dos de sus nietas, quienes ya se mueven con destreza reconociendo las flores que forman los pasillos del vivero.
El precio de venta de las macetas de Cempasúchil es de 15 pesos en mayoreo y 20 en menudeo. El Vivero Larios se encuentra por la carretera Chapala-Jocotepec a la entrada del malecón a la altura de la gasolinera.
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