El problema más grande que pueden enfrentar para lograr el museo comunitario es la venta de piezas al mercado negro
Fachada del CAIC en San Antonio Tlayacapan. Foto: Manuel Jacobo.
Manuel Jacobo (San Antonio Tlayacapan).- Desde hace por lo menos seis meses que se formó el grupo denominado Acalli, un grupo integrado por alrededor de 20 personas de la comunidad de San Antonio Tlayacapan. Su conformación se debe a distintos proyectos, uno de ellos es la creación de un museo comunitario.
“Andamos con la idea de organizar un museo comunitario. Con la comunidad indígena comenzamos la idea pero como ellos se reúnen una vez al mes, decidimos ser un grupo a parte de la comunidad que nos pudiéramos reunir cada semana para tener más seguimiento a la propuesta”, señaló Victoria Corona, una de las integrantes del grupo Acalli.
Para lograr hacer el museo, se han dado a la tarea de preguntar y preguntarse cómo le van a hacer para juntar las piezas. “En San Antonio hay varias gentes que tiene piezas en sus casas, que las tenemos a veces hasta arrumbadas. En lo personal, los teníamos en el pasillo y nos robaron varias piezas allí a la pasada, porque las teníamos sobre unos belices viejos, o al rato que llegaban los niños y nos los rompían” (sic), refiere Victoria.
Se dieron cuenta que este proyecto es difícil porque quieren pedir piezas a los habitantes y no caer en los errores que cayeron en la comunidad de Mezcala. Ahí, un grupo de personas realizó su museo y los habitantes que donaron piezas se desilusionaron por posibles pérdidas o venta de las mismas.
“En la casa de su servidora tenemos unas piezas que vamos a donar, pero viendo lo que ya les pasó a Mezcala, lo vamos a hacer en comodato. Si hay algún problema de que alguien lo quiera mover, vamos a tratar de hacer algo que nos ampare que si alguien más quiere tomar posesión” (sic) sentenció.
Aunque ya quieren recabar piezas, también recuerdan que en otros años hubo esfuerzos similares como el de la escuela Cuauhtémoc. “Había un pequeño museo y de piezas prehispánicas pero nunca más lo hemos visto” (sic).
El problema más grande que puede enfrentar el grupo Acalli es la dificultad para recabar las piezas, “que han encontrado al construir sus casas”. En la Ribera de Chapala, según cuentan algunos habitantes, la situación es grave por la venta de piezas al mercado negro.
Para el promotor cultural Alberto Muñoz “Betto Rock”, el problema de la venta de piezas es grave y sugiere que en San Antonio pueden ya no encontrar suficientes piezas y pasar lo mismo que en su localidad. “En Ajijic son bien truchas ya, como saben que los gringos se los compran”, mencionó.
Para Victoria Corona el riesgo de encontrarse con que la gente vendió sus piezas es grande; sin embargo, Alberto refiere que la gente no sabe que eso tiene consecuencias legales. “Mira, ¿sí sabes por qué lo hacen? Porque las personas no saben la responsabilidad en la que se meten” (sic).
Para Vinctoria Corona, como para el promotor cultural Alberto Muñoz, que no forma parte del proyecto, parte del problema puede afrontarse y evitar que se sigan vendiendo piezas en el mercado negro con trabajo comunitario para educar a la población sobre el tema y conseguir que las piezas se concentren en el museo.
“Lo que nos falta a nosotros promover para que la gente se dé cuenta de en las broncas que se meten, esas piezas no tienen valor monetario. Entonces, los gringos y ellos trafican y eso merece cárcel. Entonces, ¿cómo le podemos hacer? Yo creo que mucha gente lo hace, mucha gente me ha dicho que si les compro ahí en el CCA y yo les digo que eso no se vende, que no se puede pagar por eso” (sic), reflexionó.
El grupo se ha reunido con distintas instituciones en Guadalajara, por lo que el registro frente al INAH no es un problema. Una vez que cuente con piezas el personal de dicha dependencia, hará presencia para comenzar a registrar las piezas.
Otro de los problemas que se afrontan es encontrar un espacio para hacer el museo, por lo que Acalli ha buscado en repetidas ocasiones hablar con el presidente municipal sobre el tema.
Después de haber sido programados e ignorados en dos ocasiones, el lunes 23 de octubre fueron recibidos por el presidente municipal Javier Degollado. Entre los acuerdos que se tomaron en la reunión fue que “Ya nos aceptó que van a darnos un espacio en el edificio que está ahí, junto a la plaza, para el museo comunitario”.
El edificio que fungió como Centro de Asistencia Infantil Comunitario (CAIC), en uno de los costados de la plaza de la comunidad, puede ser la sede para el museo que pretende tener piezas que marcan la historia de la comunidad, así como documentos y archivos que obtuvieron de algunas universidades entre las que se encuentra la historia de las semillas nativas que estaban cuando llegaron los conquistadores.
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