Pese al crecimiento que ha tenido en estos siete años el centro comunitario, el lugar no ha recibido ayuda gubernamental y se mantiene de donaciones de personas extranjeras que ayudan con mantenimiento del centro el pago de los insumos de la clínica dental y médica
El comedor donde decenas de niños reciben alimento gratuito. Foto: Domingo Márquez.
Domingo Márquez. – “Vine a México a retirarme, divertirme y dar vueltas mientras me asoleo”, fueron las palabras de la presidente de Tepehua Centro Comunitario AC, Moonyeen King, una inglesa que en lugar de hacer lo mencionado, decidió quedarse a radicar permanentemente en México para ayudar a cambiar el rostro de uno de los barrios más conflictivos de la cabecera municipal de Chapala, El Tepehua.
Una finca con de dos plantas y un colorido mural en uno de sus costados, ubicada en calle Ramón Chávez #16, en el barrio del Tepehua, es el refugio de cientos de ribereños que encontraron en aquellos muros sueños, esperanzas y la importancia de la que nunca habían sido objetos.
“Si les puedes dar un sueño, si les enseñas que pueden ser los que quieran ser. No tienen que quedarse en esta montaña [refiriéndose al lugar donde está Tepehua], porque pueden convertirse en doctores, ingenieros, pero nunca les dicen” (sic), expresó con notable tristeza Moonyeen, al ver la falta de oportunidades que sufren los chapalenses, alejados de los reflectores que dan las zonas turísticas del lugar.
La entrevistada tiene 15 años viviendo en México, y aunque no habla fluido el español le basta como medio de comunicación el lenguaje de señas y como pago la felicidad de los que ahí arriban cada mañana en busca de alimento u otro tipo de ayuda.
Para Moonyeen King la independencia de la mujer es una de las metas que se ha planteado desde que comenzó “El Tepehua, Centro Comunitario” que actualmente alimenta a más de 200 personas a la semana, brinda asistencia dental y médica a otras tantas, beca 17 alumnos universitarios, imparte talleres y ayuda con el desarrollo de las personas que habitan el humilde barrio, ubicado al poniente de la zona centro.
Además de alimento, en el centro, mujeres, hombres y niños puede acceder a talleres de inglés, de costura o a programas educativos totalmente gratuitos. Además, las mujeres que participan en el taller de costura tienen la oportunidad de vender sus creaciones en el bazar con el que cuenta el centro, para así hacerse de recursos económicos cuando las donaciones de los benefactores para manutención de las becas y el centro no son tan cuantiosas.
Pese al crecimiento que ha tenido en estos siete años el centro comunitario, el lugar no ha recibido ayuda gubernamental y se mantiene de donaciones de personas extranjeras que ayudan con el pago de los insumos de la clínica dental y médica. Aunque en el servicio dental que tiene el centro no se realizan trabajos cosméticos ni cirugías en caso de que las personas lo necesiten, los benefactores consiguen con los doctores de la zona hasta un 50 por ciento de descuento en el tratamiento.
La clínica ubicada en la parte trasera del Centro Comunitario atiende a dos decenas de personas diariamente, por lo que se solicita personal para su atención. Desde médicos que deseen hacer su servicio, hasta los que quieran conseguir experiencia, platica Lourdes Ávila Rosas, quien comenzó a ser voluntaria desde el mes de enero. “Aquí todos somos voluntarios. Desde el que hace la limpieza hasta el puesto de arriba” (sic), indica con seguridad la señora.
Sobre lo conflictivo del lugar, Lourdes dijo que sí se han presentado problemas, como en todos los lugares, pero son cosas mínimas comparadas con las grandes necesidades que tienen los lugareños.
La presidente del centro comunitario, Moonyeen King y Lourdes Ávila Rosas, voluntaria del lugar.
El lugar comenzó hace siete años, en el edificio que anteriormente era ocupado por “Love and Action”, un orfanato que tuvo que mudarse al centro de Chapala por el incremento de ingreso de menores. Llegó albergar hasta 60 niños.
Moonyeen King era una de las directoras del orfanato “Love and Action”, pero al ver que éste iba a cerrar sus puertas y los habitantes de aquél barrio se quedarían “sin cobijo”, decidió abrir una casa de asistencia para niños, pero como las necesidades en la zona eran enormes, éste término siendo un centro comunitario.
Los talleres y programas que se han desarrollado en el centro comunitario van desde programas para abatir las goteras en las casas (ahí te entregan el material y los habitantes ponen la mano de obra) hasta elaborados programas de educación, pues además de pagar los estudios de distintos chapalenses, actualmente se encuentran trabajando en su nuevo programa que se estrenará en enero.
Se trata de un dispensario de agua natural, donde los habitantes de la zona podrán adquirir agua de garrafón a bajo costo. “Les daremos su garrafón y pagarán por rellenarlo cada vez, aproximadamente, 12 pesos”, cuenta Lourdes. Además, ya preparan la apertura de un gimnasio con instructor para que los jóvenes se alejen de las drogas.
Al lado de Lourdes, callada y con voz queda, Moonyeen King agrega que durante su vida ha tenido la oportunidad de viajar a distintas partes del mundo, donde hacía labor altruista. Para ella, la pobreza entre lugares tan alejados entre sí como Vietnam o México no cambia mucho el panorama.
“Los niños son niños y pobreza es pobreza. La única cosa que la cambia es el clima. Cuando hay frio, la pobreza pesa más. Están afortunados de tener una tierra cálida” (sic), sentenció la presidente del centro comunitario, Moonyeen King.
La entrevistada está consciente de que el paso por este mundo es temporal, por lo que ya prepara todo para que cuando ella ya no esté, las señoras voluntarias del Tepehua sigan con el centro. “Este lugar es de ellas”.
Al finalizar, la fundadora y presidente del centro dijo que como único mensaje que deja a los locales, es que si ven a alguien que necesita ayuda, le enseñen cómo ayudarse a sí mismo. Eso es lo que tratamos de hacer aquí, dijo refiriéndose al centro comunitario.
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