La mayoría de los organizadores originales de las posadas del barrio de San Sebastián han fallecido, pero hijos y nietos retomaron su lugar en el novenario navideño que corresponde al nacimiento del niño Jesús
Los peregrinos pidiendo posada en algunas de las casas que cada año se comprometen a realizar posadas navideñas. Foto: D. Arturo Ortega.
Aturo Ortega (Ajijic, Jal).- Las nuevas generaciones no han dejado morir la tradición de las posadas en el barrio de San Sebastián, que se celebran desde hace 52 años en coordinación con la señora María Pérez, conocida por la tradicional fiesta de Usos y costumbres del reboso en Ajijic.
A pesar de que la mayoría de las personas que iniciaron la organización de las posadas en el barrio de San Sebastián de la zona centro de la población han fallecido, los hijos y los nietos retomaron su lugar en el novenario navideño que corresponde al nacimiento del niño Jesús.
María Pérez, quien coordina uno de los tres sectores en que se dividen las posadas religiosas en la población, paga la renta de la burra donde se traslada María y la música. Los bolos, las piñatas y los juguetes o pelotas para los niños, corresponde a las familias que apoyan los festejos.
En Ajijic se acostumbra la celebración de las posadas a partir del día 16 de diciembre. En el barrio de San Sebastián salen los peregrinos el primer día de las posadas a las 5:30 por la tarde del atrio de la parroquia de San Andrés, hacia una de las casas donde se pedirá posada y al día siguiente, partirán a otra casa y así hasta que termina el novenario el día 24 del mes.
María recuerda que, al principio, el recorrido se realizaba con los rezos del rosario, mas “Ahora quieren que todo se haga rápido, y solo cantan villancicos con los músicos” durante el recorrido, refiere.
“Antes eran tamalizas y pozole, ahora ya no. La mayoría de las veces es su bolo nada más, pero la gente no ha dejado de cantar los villancicos. Las niñas que participaban ahora cantan con sus hijos o nietos”, refiere con una evidente sonrisa en el rostro la señora Pérez.
Antes de iniciar a pedir posada rezan una oración, se pide por los difuntos doña Toña, doña Chipo, doña Magdalena y por sus familias para que continúen con la tradición.
Para hacer una buena posada, dice María que se necesita toda la fe, esperanza y un interés de que seamos mejores para cambiar las cosas que están mal en estos tiempos violentos, marcados por el narcotráfico y los secuestros. “Necesitamos hacer un sacrificio”.
En los primeros años de las posadas, los hijos de María fueron los peregrinos, luego sus nietos, a quienes confeccionó sus vestuarios para su representación. Ahora María ha dejado el caminar por las calles del pueblo, espera en la morada donde pedirán posada para musitar los tradicionales versos. Dice que cuando ella haga falta, habrá mujeres jóvenes a quienes hoy les enseña cómo se inició la tradición.
En el barrio de San Sebastián, las posadas terminarán como lo hacen desde hace 52 años, en la casa de Luis Gutiérrez el 24 de diciembre, por la calle Marcos Castellanos, al norte de la población. Los peregrinos, pastores y niños que acompañen podrán disfrutar de bolos, piñatas y muchos dulces gracias a una tradición que ha prevalecido por décadas en el corazón de Ajijic.
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