Los entrevistados culpan de las bajas ventas a la falta de estacionamiento, además de que a los clientes no les place bajar de sus vehículos, caminar unos metros para hacer sus compras, que antes realizaban sólo orillándose a un costado de la carretera
El sondeo de Semanario Laguna se realizó con los locatarios del lado norte de la ciclovía. Foto: Iván Xamora.
Domingo Márquez. – Pese que la mayoría de los comerciantes del lado norte del tramo de la ciclovía en el centro de Ajijic consideran que dicha obra “quedó bonita”, poco más de la mitad de los negocios de dicha zona indicaron que sus ventas han bajado considerablemente, según un sondeo realizado por Semanario Laguna a 20 negocios.
Según los propietarios de algunos negocios entrevistados, las ventas han bajado hasta en un 50 por ciento, como en frutería Gabriel, frutería Barragán, tamales Elba y Tejuinos Arrañaga, además de una tienda de trajes de baño, entre otros.
Los entrevistados culpan de las bajas ventas a la falta de estacionamiento, además de que a los clientes no les place bajar de sus vehículos, caminar unos metros para hacer sus compras, que antes realizaban sólo orillándose a un costado de la carretera.
Para encontrar lugar donde estacionarse en el lado sur de la ciclovía, según los vecinos, se necesita de mucha suerte, ya que los espacios generalmente son ocupados por automóviles de comerciantes de la zona.
“Antes vendíamos de 100 a 80 pollos por día. Ahora, no le miento, sólo vendemos entre 20 y 16”, comentó Álvaro, quien atiende una famosa cadena de pollos rostizados. Además, muestra a este medio un documento con las ventas del día para comprobar que no miente.
Por su parte, el propietario de Tamales Elba, José Alberto Correa, cuenta que las ventas en su negocio fueron bajando gradualmente hasta llegar a vender la mitad de lo que se vendía antes de que se interviniera el tramo de la ciclovía y hasta la fecha la cosa sigue igual.
Un señor de más de 60 años, propietario de la Frutería Barragán, indica que las ventas en su negocio han bajado hasta un 40 por ciento. Las mayores registradas en los 20 años que tiene con su negocio. “Hay ‘tiempecitos’, pero no tanto. La gente ya no se arrima”.
Peor suerte corre la Frutería Gabriel. Sus propietarios, según dicen, han perdido hasta un 80 por ciento de ventas, ya que sus clientes “que vienen de fuera”, como la ciudad de Guadalajara, no se quieren estacionar unos metros adelante y caminar. “La gente de aquí no me consume mucho. Mis clientes son los que vienen en carro. Lo que opino que den tolerancia para estacionarse”, refirió el señor Gabriel, quien descarta su derecho a manifestarse porque siempre el gobierno “hace lo que quiere”.
“No estoy de acuerdo, ¿pero contra el gobierno que hace uno?”, indica con decepción Gabriel.
Para la mujer que atiende el negocio de salvavidas y trajes de baño fue una sorpresa que el proyecto no esté funcionando como creía. “Pensé que iba ser buena opción, pero ya vi que no, aunque está muy bonita, refiriéndose a la ciclovía”.
En los tejuinos Arrañaga, las ventas se han bajado hasta un 40 por ciento. “La Semana Santa el año pasado se vendió más. Antes llegaban más tranquilos y como está la cilcovia ya no se pueden orillar”, sentencia la dependiente del lugar.
Además, el sondeo realizado la tarde del 18 de abril reveló que la mayoría de los propietarios de negocios entrevistados consideran que la rehabilitación de la ciclovía es un gasto innecesario porque son pocos ciclistas la que la usan, además de que les ha traído conflicto en lugar de beneficios.
La propietaria de pollería Lupita indicó que a ella le afecta el estacionamiento, porque llegan carros de otros negocios y se estacionan ahí, y se van a comer a otro lugar o a comprar y obstruyen su entrada. Además de ocupar el lugar que técnicamente sería para sus clientes.
El propietario de Peluquería “La Chiri”, asegura que sus clientes constantemente son reprendidos por los agentes municipales, ya que cuando se estacionan la parte trasera de sus automóviles obstruyen la ciclovía.
Algo similar sucede con el propietario de Peluquería “La Chiri”, quien asegura que sus clientes constantemente son reprendidos por los agentes municipales, ya que cuando se estacionan la parte trasera de sus automóviles obstruye un poco la ciclovía.
En Mia’s boutique, una tienda de ropa a consignación, indicaron que, aunque sus ventas no se han visto reducidas, no ha sido así con las personas que dejan sus mercancías para ser vendidas, ya que, debido a la falta de estacionamiento en la zona, a los clientes (en su mayoría extranjeros de la tercera edad) les incomoda dejar sus auto metros atrás y cargar su mercancía hasta la puerta de la tienda.
Pese al panorama, no todo está perdido, pues también hay propietarios de negocios agradecidos con los trabajos de remodelación que según sus versiones ayudaron a incrementar las ventas.
A la dueña de la pollería Fabiola le encantó, porque además de que considera que quedó muy bonita, ahora que no se pueden estacionar los coches, ya no le tapan la entrada de su negocio.
La recepcionista de Farmacias Similares indicó que la ciclovía no les afectó en las ventas, pues continúan vendiendo igual.
A los propietarios de la vidriera Viluma no les afectó porque es más oficina que taller, ya que su material está en Riberas del Pilar.” Las ventas son por teléfono o nosotros visitamos los clientes”, indicó Jaime Romero.
Su hermano, dueño de la vidriería al otro lado, según su versión, también ha salido beneficiado, pues sus clientes ordenan y se van.
Por su parte, el único negocio de bicicletas por la zona agradeció los trabajos, pero recomendó a las autoridades colocar por la zona ciclopuertos, pues algunas de los visitantes le dejan encargada su bici en el local mientras realizan sus compras por la zona.
Por último, el sondeo también dio cuenta de las quejas de algunos vecinos del lugar que se mostraron preocupados porque “Algunos niños por las tardes agarran ese tramo de la ciclovía como si fuera parque, sin tomar en cuenta que se encuentran en carretera. Y en las esquinas, algunos de los choferes de carros no los pueden ver”, manifestó un local que prefirió el anonimato para evitar conflictos.
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