Cuenta que a lo largo de sus noventa años de vida nunca sufrió de una enfermedad grave, lo que sí la hizo batallar fueron los celos de su pareja.
Rafaela Ávila Martínez posando para el lente de Semanario Laguna.
Manuel Jacobo (Chapala, Jal).- El cabello blanco cubierto por un rebozo dan muestra de la edad de Rafaela Ávila Martínez. Tiene 93 años, y es integrante del grupo de baile de la tercera edad del DIF Chapala, con el que tiene 20 años bailando, dice ella, que para olvidar las penas.
Cuenta que a lo largo de su vida nunca sufrió de una enfermedad grave, con la excepción de una cirugía que alguna vez tuvo. Lo que sí la hizo batallar fueron los celos de su pareja, pues no tenía permitido salir a ningún lado sola.
Cuando la viudez la sorprendió, su vida dio un giro de 180 grados, pues conoció el baile. Ahora con el ritmo sobre sus pies, baila para olvidar sus penas, “Porque cuando vivía mi esposo no me dejaba salir, era muy celoso. Ahora tengo 20 años bailando”, cuenta con voz firme y su rostro lleno de alegría.
Rafaela Ávila sin conocer datos ni estadísticas, sugiere bailar. Ella no sabe que en Jalisco apenas hay 30 geriatras para atender a los adultos mayores, y que el movimiento y la estabilidad emocional ayuda a las personas para no enfermarse.
Aunque Rafaela omite hablar de su esposo Melquiades Tadeo, nos cuenta que hay dos cosas de los que ella se siente orgullosa en la vida: Lo más hermoso fue tener a mis once hijos —diez hombres y una mujer—, y llegar al grupo de la tercera edad en el DIF de Chapala.
Desde su llegada se integró a los talleres de baile folclórico y de canto, según recuerda tiene, desde entonces como 60 compañeras de su edad que la acompañan, de las cuales 20 están en el taller de baile.
El 14 de noviembre, 21 días después de haber cumplido sus 93 años, sus compañeras de la tercera edad se dieron cita en las instalaciones del DIF. Pozole, sardina, frijoles, chicharrón, pollo, pastel, agua, refrescos y mucha alegría y baile formaron parte de la fiesta que le organizaron a Rafaela.
Para la presidente del DIF Chapala, Mariana Ochoa, la energía que Rafaela transmite es admirable. “Es una figura a seguir, que nosotros a cualquier edad no dejemos esa alegría como la que ella transmite, entonces nosotros no tenemos más que apoyar este evento y la alegría por la vida”.
Los abrazos llegaron y el baile no se hizo esperar, por eso sugiere la juventud y al pueblo de Chapala que se acerquen a los grupos, que bailen para que se alejen de la violencia y de las drogan que tanto daño hacen a los jóvenes.
De igual forma pidió a los hombres que respeten a sus esposas, que las dejen salir. Rafaela disfruta de tejer y recuerda que, al quedar viuda, tuvo que implementar un oficio en su vida y también se volvió artesana: realizaba barquitos para que los turistas compraran, para llevar el sustento a casa.
Ahora su hijos se casaron y el hijo que le apoya está en Estados Unidos, por eso el grupo de la tercera edad es su vida entera, ahí no se siente sola y sus compañeras la arropan como lo han hecho desde su llegada.
Ávila Martínez dice que lo más bonito de Chapala son sus tradiciones, por eso ella es feliz de que su grupo participa en distintos festejos tanto religiosos como cívicos: recuerda que participará en el próximo desfile del 19 de noviembre como en un evento del Seminario Mayor en Guadalajara.
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