Atraídos por el verdor de la hierba que rodea los escurrimientos, los animales que pastorean en la zona, beben el líquido negruzco proveniente de los desechos que los mata en menos de dos días.
Cadáver de ganado encontrado cerca del escurrimiento de lixiviados.
Miguel Cerna. – Ni con la clausura del vertedero se solucionaron los problemas para el ejido de La Loma, pues como resultado de la desatención en el tratamiento de los jugos de la basura, el ganado se está envenenando; los ejidatarios contabilizan más de 50 reses muertas.
En menos de un mes, a Pascual Torres Ramos, presidente de los ejidatarios, se le murieron ocho vacas por beber los lixiviados que emana el vertedero al ser confundidos con agua. De enero a la fecha contabiliza más de 12 animales perdidos por la misma causa.
Atraídos por el verdor de la hierba que rodea los escurrimientos, en consecuencia, a la falta de cercas de protección y la lejanía de los abrevaderos, los animales que pastorean en la zona, ubicada al oriente de la cabecera municipal, beben el líquido negruzco proveniente de los desechos que los mata en menos de dos días.
“De los animales nosotros queremos ver si podemos recuperar algo, no nomas de nosotros, yo tanteo que unos 50 animales sí se han muerto, en lo que va de la vida del basurero, y me voy a lo bajito”, apuntó su hijo Óscar Torres González actual delegado de la agencia de La Loma.
El último caso sucedió el jueves 25 de abril, cuando encontraron a una de sus vacas tomando lixiviados, aunque fue medicada murió al día siguiente, mismo día en que su cría pequeña también bebió y tuvo el mismo destino.
El presidente del ejido, que agrupa a 41 miembros dueños de 285 hectáreas en el polígono del vertedero, urgió la atención del problema pues consideró que los jugos de la basura son un riesgo para su ganado debido a que es el único lugar que tienen para el pastoreo, por lo que han sido ellos mismo quienes han levantado algunos lienzos para aminorar el daño.
Debido a que Oscar Torres tiene que ir todas las noches a encerrar sus animales para evitar que se vayan al vertedero, se percató que el depósito sigue encendido, pues “en las noches se ven todavía las llamaradas”, señaló.
Al respecto, Sergio Herrera Robledo, encargado operativo de la Unidad de Protección Civil y Bomberos del municipio, informó que “es normal” que el basurero siga emitiendo gases y vapores por el tipo de combinación de desechos que almacena, por lo que va a durar tiempo encendido.
El vertedero fue clausurado simbólicamente por los ejidatarios de La Loma y del Ejido Grande, como es conocido el de Jocotepec, luego de que se incendió el 29 marzo del año pasado.
Para su cierre formal, el municipio ha recaudado dos de los 2.5 millones que necesita, según lo anunció el presidente municipal José Miguel Gómez López. Uno se obtuvo de la Asociación Intermunicipal para la Protección del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Lago de Chapala, y el otro será aportado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, según se comprometió su titular Alberto Esquer tras visitar el municipio el 25 de abril.
Una vez recibido el dinero, los trabajos de clausura en el vertedero, así como la extinción del fuego y la limpieza de los lixiviados se prolongarán por más de dos meses, estimó el director de Ecología Diego Palmeros Suárez, después el área seguirá siendo monitoreada por al menos siete años.
El vertedero fue habilitado por el presidente municipal José Olmedo en 1998 en contra de la voluntad de los ejidatarios, y con la promesa de una vida útil de cinco años. Tras operar de manera rebasada por más de 20 años, el representante del ejido de La Loma exigió justicia.
“Fíjate, el ejido más chico y el más pobre, 22 años soportando eso. El ejido no puede sembrar ahí alrededor, no puede vender pasturas porque ni dadas (las quieren)”, dijo Torres González. “Nosotros en el ejido estamos en ceros y ya tenemos unos 18, o 20 años que no percibimos nada (de dinero) por culpa del vertedero”, complementó su padre.
Pascual Torres aseguró que ninguno de los ayuntamientos le ha dedicado la atención que merece al asunto, pues más allá de los perjuicios que provoca a los ejidatarios, se dijo preocupado por el impacto de los escurrimientos al medio ambiente, pues recordó que en tiempos de lluvia los lixiviados bajan por el arroyo de la cantera que llega hasta el Lago de Chapala.
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