La enfermedad mal controlada provoca una permanente falta de energía, la glucosa corre por el sistema circulatorio y puede dañar todos los órganos.
Los alimentos que comemos, sin duda, son de vital importancia para contar con una óptima salud en nuestro organismo pues son fragmentados en el aparato digestivo, pasan a la sangre y de ahí al hígado, en donde se convierten en un tipo de azúcar que se llama glucosa.
La glucosa pasa a la sangre y viaja hasta llegar a cada una de las células del cuerpo, que la utilizan como fuente de energía para poder efectuar sus funciones. Además, el hígado almacena una parte de la glucosa que produce para aprovecharla en caso de ayuno. El cuerpo no puede vivir sin glucosa.
La insulina es una sustancia creada por el páncreas que permite que la glucosa entre en las células para ser transformada en energía. En las personas que viven con diabetes mellitus, el páncreas no produce suficiente insulina (de hecho, cada vez produce menos), además, la que produce no actúa de forma adecuada, lo que dificulta su entrada en las células.
Cuando las células dejan de recibir suficiente glucosa, no pueden producir la energía que necesita el cuerpo para funcionar adecuadamente. Todo el organismo se ve afectado por esta carencia y la glucosa permanece acumulada en la sangre. Por su parte, el hígado interpreta la carencia de energía de forma equivocada y libera la glucosa que ha almacenado de reserva, cuando en realidad ésta sobra. En consecuencia, la cantidad de esta en la sangre aumenta más todavía.
La falta de control puede tener consecuencias graves: la presencia excesiva de glucosa en la sangre va ocupando más y más espacio en los vasos sanguíneos, dañándolos y alterando la circulación en su conjunto.
A largo plazo, esa acumulación puede provocar hipertensión arterial y otros trastornos graves. El cuerpo afectado por la falta de energía y el daño circulatorio, tarde otemprano empieza a presentar algunos de los siguientes síntomas:
· Cansancio o fatiga
· Pérdida de peso
· Sed intensa
· Aumento en la frecuencia para orinar (sobre todo por la noche).
· Presencia de infecciones frecuentes en vías urinarias, vías ginecológicas y/o en uñas
Si la acumulación de glucosa en la sangre persiste, después de cierto tiempo el daño puede ser severo y ocasionar:
· Daños en la visión
· Embolias o hemorragia cerebral
· Enfermedad coronaria
· Insuficiencia renal
· Disfunción eréctil
· Neuropatías y gangrena en pies
Para una persona que padece diabetes, una medición de glucosa de vez en cuando, en ayunas, no basta para conocer el grado de control que ha conseguido sobre ella, pues al igual que la presión arterial, la cantidad de glucosa en la sangre varía constantemente: incluso sus niveles cambian a lo largo del día.
Para saber a ciencia cierta el estado de la enfermedad, es conveniente medir la glucosa a menudo (a eso se le llama “automonitoreo”). El médico te dirá cómo y cuándo hacerlo. Asimismo, para mejorar el conocimiento de tus niveles de glucosa, es necesario que cada trimestre realices la medición de la llamada hemoglobina glucosilada, que te brinda un promedio de tus niveles de los últimos tres meses.
El registro continuo de tus niveles contribuirá a que tú y tu médico sepan si tus niveles de glucosa están o no en las metas de control, y se den cuenta de qué efecto tienen la comida, los medicamentos y el ejercicio sobre su disminución o aumento. Esta información podrá servirles para que planeen juntos posibles cambios en el tratamiento, sean fármacos o insulina.
La insulina no es un medicamento, sino una hormona producida de forma natural por el organismo. Sin embargo, si el cuerpo deja de producirla necesitamos obtenerla por mediode una inyección. Por fortuna, los seres humanos hemos conseguido sintetizarla en los laboratorios para aplicarla a aquellas personas cuyo cuerpo no puede producirla.
Convivir de manera responsable con la enfermedad te permitirá llevar una vida normal, y fomentará el conocimiento de ti mismo y tu autoestima.
Cuatro acciones son básicas para mantener en control tu diabetes mellitus:
• Manejar de forma creativa tus emociones
• Comer mejor
• Realizar actividad física y ejercicio
• Tomar de forma correcta los medicamentos
El ejercicio y la actividad física son el mejor aliado para controlar la glucosa
· Reducen los niveles de glucosa en la sangre
· Mejoran la sensibilidad a la insulina
· Reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares
· Ayudan al control de peso y presión arterial
· Reducen el estrés
· Aumentan la fuerza y elasticidad muscular
· Retrasan la desmineralización de los huesos
· Nos animan y brindan bienestar psicológico
· Nos incentivan a dejar de fumar
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