Hasta un 50 por ciento de la población puede llegar a padecer el llamado “síndrome post-caída”, de acuerdo con la Secretaría de Salud
Redacción.- El treinta por ciento de la población adulta, que oscila entre los 65 a 70 años, sufren por lo menos una caída de manera anual. Este tipo de eventualidades provoca afectaciones físicas y emocionales en el accidentado. Dentro de la sociedad mayor de 75 años, la cifra se eleva hasta un cuarenta por ciento.
Las señaladas como principales causas para dicho infortunio son los mareos (en los que se experimenta alteración del sentido del equilibrio, aturdimiento, sensación de desmayo o giros involuntarios de la cabeza), provocados por deshidratación, golpe de calor, nivel bajo de glucosa en la sangre, presión arterial fuera de un rango apropiado, desnutrición, afectaciones visuales, así como la pérdida de un tercio de la reserva de masa muscular luego de los 65 años.
Como consecuencia de una caída, las partes del cuerpo que con mayor regularidad padecen algún tipo de dolencia o herida son las manos, cabeza, glúteos y rodillas; sin embargo, para un anciano este tipo de accidentes pueden llegar a ser mortales, con una considerable probabilidad de dicho desenlace si se toman en cuenta factores como la edad (a mayor edad, mayor mortalidad), permanencia de un periodo prolongado en el suelo, el padecimiento de distintas enfermedades o el consumo de varios medicamentos por parte del lesionado.
De las consecuencias emocionales o psicológicas, tras haber soportado una caída, se conoce el llamado “síndrome post-caída”, que se manifiesta comúnmente en el miedo a padecer una nueva caída, por lo que el adulto puede decidir no volver a llevar a cabo ciertas actividades físicas, a fin de no volver a caer, lo que conlleva a una disminución de la movilidad y de la capacidad funcional, reduciendo la actividad de las personas ancianas. Hasta un 50 por ciento de la población de la tercera edad, se estima que pueden llegar a padecerlo.
APOYO
Técnica para levantarse tras una caída.
Recomendaciones para prevenir una caída:
o Presencia de tapetes, que sean adheridos y que estén en buenas condiciones.
o Evitar suelos pulidos.
o Distribuir luces por la casa estratégicamente, sobre todo en las escaleras y baños.
o Procurar luces de emergencia durante la noche.
o Utiliza bandas antiderrapantes en el área de la bañera y ducha.
o Colorar pasamanos para mejor soporte.
o Evitar derrames.
o Procurar que los utensilios de cocina más usados se encuentren a la altura de la cintura.
o Fijar mesas y procurar sillas firmes.
o Evitar desorden.
o Apartar del camino cables de teléfono y de otros aparatos.
o Instalar uno o dos pasamanos según sea el caso.
o Colocar cinta brillante antideslizante en el primer y último escalón.
o Utilizar zapatos, zapatillas o sandalias bien ajustadas que no se salgan del pie.
o Evitar caminar descalzo.
o Sustituir el calzado cuando se gasta y se vuelve resbaladizo.
*Con la colaboración de la Lic. María del Pilar Rodríguez Becerra, Gerontóloga del Programa de Envejecimiento Saludable en el OPD Servicios de Salud Jalisco.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala