Berónica Palacios
Mágico acto
hora que nubla y desmemora.
Así habla / en épocas de ausencia la voz de mil insomnios
para santificar la magia de la palabra encarnada.
Hay días en que la poesía es accesorio de glamur
y desvelo pedregoso en noches de lluvia.
Los versos cabalgan entre basura visual y propaganda.
Entregarle a San Charbel los poemas líquidos
de mi corazón anfibio.
Mientras, un par de ojos cuelgan en la cornisa y trastocan lo insalvable.
Sacrifico el olor a lápiz recién tajado por el parpadeo del cursor /
a la arroba le incomoda la magia de la página en blanco.
El extraviado trasmuta en face
Cuenta e inventa historias de sangre y balas.
Por el perfil desfila un haz de vida y las palabras que se piensan /
Las voces de los otros / los incómodos saludos /
y actos sexuales mueren ante el primer click de las redes /
Entonces, el canto cae a la intemperie antes de ser palabra.
Y todo esto porque la poesía
decidió refugiarse en el tronco de la mesa.
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