Futuro 21
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Por Santiago Baeza.
Andrés Manuel López Obrador asestó el domingo 1 de julio de 2018, día en que se llevaron a cabo las pasadas elecciones federales, un durísimo golpe al sistema tradicional de partidos. Y de entre las opciones políticas convencionales, sin duda la más perjudicada fue el Partido de la Revolución Democrática (PRD), pues pasó de los cincuenta y cuatro legisladores que obtuvo en la elección de 2015, a tan solo veintidós el año pasado.
La saña de AMLO con el PRD no tuvo límites. Después de haberlo presidido y de haber sido su candidato en dos ocasiones consecutivas, al darse cuenta de que ya en su interior sonaban voces que rechazaban apoyarlo una tercera vez, optó por crearse un partido propio y a la medida de sus ambiciones: MORENA.
Desde su nueva trinchera le dio por señalar al partido que lo cobijó por décadas (aquel que incluso dejó endeudado debido a su permanente campaña de promoción personal), al grado de acusar a sus propios ex compañeros, sí aquellos que lo apoyaron en dos ocasiones, de ser parte de la “mafia del poder”.
La mezquindad de López Obrador rindió frutos. De entrada, se llevó consigo a su séquito de fanáticos inmediatos, aquellos deslumbrados que siempre le han visto y le verán como un redentor. Y ya con el tiempo (y las encuestas en la mano) les siguieron los oportunistas, esos que al principio le criticaron, pero después recularon y al final obtuvieron su premio. El más destacado, Miguel Barbosa, actual gobernador de Puebla.
Al verse dividida la izquierda en dos opciones, una con candidato propio y la otra en alianza con el PAN, y tras la holgada victoria del tabasqueño, el PRD quedó en la lona, con una votación raquítica y un padrón que parece pueblo fantasma. Sin embargo, esta división de partidos dejó en claro también que no hay una sola visión de la izquierda, sino que hay muchas, pero que pueden dividirse casi en dos opciones que confluyen en esos partidos políticos.
La izquierda de MORENA De entrada, es muy conservadora, porque sus postulados son dogma de fe y la evangelización ideológica es su método; es autoritaria, pues otorga al presidente una jerarquía sin límites y una infalibilidad sobrehumana; es radical, ya que califica de enemigo a quien disiente y recrea la lucha de clases; es antidemocrática, porque favorece el clientelismo y el corporativismo.
La otra parte, la que se quedó en el PRD y la que anda suelta, muchos moderados que incluso le dieron su voto a Andrés Manuel pero que hoy están arrepentidos, conforman una izquierda distinta. Es la de los liberales, aquellos que siguen creyendo en la democracia, en la libertad de expresión, en las libertades individuales, en la rendición de cuentas, en la medición de resultados, en los contrapesos, en el estado de derecho.
Esa es la izquierda a la que el PRD y varias asociaciones civiles están convocando a través de Futuro 21. Los líderes de las corrientes más importantes de ese partido entendieron rápidamente, quizá antes que los líderes de los otros partidos de oposición, que ese tremendo descalabro no podía quedarse así y que algo había que hacer en menos de tres años, cuando se celebren las elecciones intermedias. Entonces convocaron a una alianza de izquierda progresista y moderada y encontraron eco entre importantes figuras de los ámbitos político, académico, social y profesional.
Pero esta importante apuesta deberá tener eco no solo en el ámbito nacional, sino en los distintos frentes regionales y locales del país. En el caso concreto de Jalisco, el PRD solo tiene presencia significativa en algunos municipios del sur de jalisco y de la región de Tequila. Además, el grupo dominante en su padrón es el que proviene de la Universidad de Guadalajara y eso reduce tanto los espacios de participación, como la posibilidad real de acceder a un puesto de elección popular. a través de sus siglas. Igual en Chapala, municipio en el que el sol azteca siempre obtiene un resultado electoral marginal.
La apuesta es grande y el reto es jugoso. el PRD tiene en Futuro 21 la posibilidad de transformarse en una opción viable si es que logra cuajar su convocatoria. Este es el momento que las dirigencias estatales y municipales secunden ese llamado y promuevan el diálogo y el intercambio de ideas con intelectuales, académicos y representantes de la sociedad civil en cada estado, en toda ciudad, en los pueblos. México merece una mejor izquierda que la que gobierna.
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