Fue precisamente un 14 de febrero, pero de 1955, cuando contrajeron nupcias; unión de la que nacieron 11 hijos
Tiburcio García y Francisca cumplirán 65 años de casados el 14 de febrero.
Miguel Cerna.- Con una relación cimentada en la sinceridad, el respeto y trabajo en equipo, Tiburcio García Acosta y Francisca Sánchez Rivera, cumplirán 65 años de casados el próximo 14 de febrero.
Desde su casa en San Juan Cosalá, Tiburcio de 87 y Francisca de 82, hicieron un recuento de los motivos y momentos que han mantenido su matrimonio, que inició en 1955 y del que nacieron 11 hijos: Rafael, Josefina, Rosa, Ana María, Carmelita, María de los Ángeles, Víctor, Guadalupe, Claudia y Teresita.
Aunque el tiempo se ha manifestado en el color de su pelo, su movilidad y sus ojos, el matrimonio García Sánchez sigue sumando años de amor. Con miradas de complicidad, recrean los inicios de su noviazgo y la conformación de su familia.
Tiburcio, un hombre platicador y dicharachero, dijo ser el más afortunado al poder casarse con la mujer que ama y como agradecimiento, luego de cumplir su aniversario 50 de bodas, escribió un libro titulado “El por qué soy tan feliz”, dedicado a su familia, pero especialmente a ella, quien lo aceptó pese a ser “un don nadie”.
“Cuando conocía esta flor pura, sencilla y hermosa, el fuego de nuestro amor fundió dos almas en una y el creador lo bendijo. A mi Virgen Guadalupana, mi madre y Reina del cielo, a ella me encomendé para alcanzar el cariño de esta creatura divina de quien yo me enamoré. Nunca pensé poseer joya de tanto valor y menos me imaginé que en esta vida tan pura existiera tanto amor”, escribió.
Para Francisca, una mujer de pocas pero contundentes palabras, la razón sigue siendo la misma: “Yo siempre lo he querido y lo sigo queriendo; para mí no hay nada más”, responde. La crianza de los 11 hijos no resultó difícil, pues se entregó totalmente a su familia sin queja alguna.
Aunque ahora viven más tranquilos y todos sus hijos tuvieron la oportunidad de ir a la universidad, Tiburcio recordó el inicio de su matrimonio, cuyo capital fue “un petate y una cobija de media talla”. Fue gracias a la albañilería que lograron construir su patrimonio.
Fue el juicio de la madurez lo que le permitió a esta pareja dimensionar la grandeza de su amor y su compromiso mutuo para sacar adelante a su familia.
“Un día fuimos a comprar un vestido a Chapala, según yo llevaba dinero. A ella le gustó uno muy bonito, también a mí me gusto, pero cuando le dijeron el precio, ya no le gustó; yo me trabé de coraje, pero ella estaba viendo nuestra situación y sabía que si compraba ese vestido no nos iba a quedar nada: así que fue y compró uno de la mitad de precio”, contó Tiburcio.
Para este matrimonio, que justo cumplirá 65 años el 14 de febrero, no hay secretos o claves para forjar una relación perdurable, pues ellos simplemente se dedicaron a vivir su amor de acuerdo a sus circunstancias, eso sí, basados en el respeto mutuo, la sinceridad y el trabajo en conjunto.
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