Chapala no aprovechó la ventaja y perdió la final 3-1 en el Monumental estadio Jalisco
Texto: Iván Ochoa/ Fotos: Luilli Barón
Mejor escenario para levantar la Copa Jalisco, imposible. Había 125 candidatos a inicio del certamen, listos para llevar a pasear a la invitada de honor, pero solo uno tendría la dicha que llevársela a su municipio. El destino estaba sellado, Cihuatlán era el invitado de honor y lo hizo ver los 80 minutos. Superó a Chapala con claridad en la gran final 3-1, y así le dio una nueva alegría a los de su municipio.
Hambre, fue el mejor calificativo para describir lo que fueron los primeros cinco minutos en los que ambos equipos ya habían dado el primer aviso. Chapala iba a hacer lo posible por abrir la cancha, con juego construido, juego dividido y servicios de cancha a cancha, y fue bajo esta última vía que aprovecharon para mandar un servicio certero a los linderos del área chica, en donde la defensa no pudo sacar el balón de zona peligrosa y aprovechó Jovany García para empujar el esférico al fondo de las redes y darla la ventaja parcial a los ribereños. La fiesta estaba de lado del sureste.
Pero para callar a una porra como la de Cihuatlán se necesita mucho más. Y eso se vio reflejado en la respuesta de sus jugadores que, desde que cayó el gol en contra, fueron casi de inmediato por el empate.
Muchos de los desbordes que hicieron fueron efectivos, lo único que faltaba es que alguien cerrara las pinzas. Pero conforme fueron avanzando los minutos, los jugadores encontraban cada vez mayor conectividad, y en una de esas completaron cuatro pases consecutivos en los linderos del área grande y cuando abordaron esa zona aprovechó Roberto Hernández para recibir y sacar un fuerte de disparo que le daba el empate al conjunto de la costa.
Las cosas estaban muy equilibradas, estaban empatados prácticamente en todo. Y esa sería la tónica que tomaría el encuentro los últimos 20 minutos de la primera mitad. Hay quienes afirman que el equipo que menos se equivoca es el que gana, y durante ese trámite ambos jugaban sobre el límite; los dos cedían espacios, invitaban al rival a jugar en su área, pero ninguno de los dos fue lo suficientemente contundente para equilibrar la balanza a su favor. Así ser irían al descanso: nada para nadie.
Las cosas no iban cambiar mucho para la segunda mitad. Ambos equipos mantenían esa intensidad, un tanto más Cihuatlán que Chapala. La táctica fija comenzaba a ser clave en el cotejo, ahora casi todas las vías estaban abiertas. El equipo cihuatlense mandó un tiro de esquina razo que no llevaba mucho peligro, pero antes de que pudiera recibir el jugador de Cihuatlán fue derribado por la zaga, el árbitro central no lo dudó ni un segundo y marcaba la pena máxima; se ratificó la jugada en el Var pero el silbante no cambió de opinión. Sebastián González tomó el balón y mandó un tiro angulado para darle la ventaja al conjunto de la costa.
Ahora eran los ribereños los que tenían que nadar contra corriente. Pero sabían exactamente que para equilibrar las cosas tenían que ceder espacio. Intentaban atacar sin comprometer mucho su meta, pero ese esfuerzo individual por zona no estaba bastando, eran superados en cada línea del terreno de juego y los contraataques se dejaban ver cada vez que Cihuatlán tomaba la pelota.
El jugar al límite empezaba a cobrar factura a los ribereños. En una nueva disputa en el área grande, nuevamente el juego individual de Cihuatlán triunfó y antes de que el jugador mandara la diagonal fue derribado, por el que el silbante nuevamente marcó la pena máxima en favor de Cihuatlán. Era el tiro de gracia, todo lo que definía la final, el futuro de Chapala estaba en manos de Javier Sánchez. Sin mostrar nerviosismo se paró debajo de los tres palos y se lanzó sobre su derecha para atajar el tiro y darle así a su equipo un tanque de oxígeno puro.
A pesar de que el arquero chapalense le había dado vida a su equipo en más de una ocasión, sus compañeros no lograban concretar las jugadas ofensivas.
La desesperación y la angustia cada vez se apoderaban más de los ribereños, lo que llevaba a cometer muchos errores tantos en la búsqueda de la igualada como en no recibir el tanto en contra. Aun así, el conjunto de Chapala lo intentaba por todas las vías posibles.
Tik Tak, Tik Tak, el tiempo se comenzaba agotar y no había respuesta, o al menos no una clara que pusiera en aprietos a los cihuatlenses. Cuando parecía que las cosas finalmente se equilibraban el silbante marcó el tercer penal de la tarde en contra de los ribereños. Ahora el encargado de cobrar la pena máxima fue Francisco Antonio, quien sin mostrar temor disparó a la derecha para vencer ahora así al guardameta y darle la copa a su equipo. Ahora sí, era el tiro de gracia para Chapala, que terminaba rendido y sin ninguna esperanza de poder remontar. 3-1 fue el marcador final, Cihuatlán se convierte en el segundo campeón de la Copa Jalisco.
Femenil
El conjunto de Cabo Corrientes se proclamó campeón de la rama femenil al derrotar 1-0 al conjunto de Zapotlán el Grande.
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