Seis directores técnicos y un interino han dirigido a los ribereños en los últimos tres años y ninguno ha podido consolidar su proyecto
El equipo registra más derrotas que victorias en los últimos tres años. Foto: Especial
Iván Ochoa (Chapala, Jalisco).- Si hay algo que se ha mantenido inestable durante los últimos tres años, es el banquillo de Charales. Van seis directores técnicos y un interino que han desfilado por las filas de la escuadra ribereña en esos tres años de la presente administración y ninguno ha podido consolidar un proyecto que les garantice estar en una fase final, o por lo menos, estar peleando los primeros peldaños de su grupo.
Han apostado por los procesos largos desde que la nueva directiva tomó posesión del equipo, pero el poco tiempo de planificación, la poca experiencia del cuerpo técnico en la Tercera División y sus malos resultados en las primeras fechas de su gestión, han hecho que las relaciones con los técnicos duren muy poco al frente del equipo y tengan que improvisar desde muy temprano por el resto de la temporada, con una planilla muy limitada.
En un primer intento apostaron por el proyecto de Isaac Saldívar. El sujeto tenía buenas intenciones de armar un buen proyecto y colocar de nueva cuenta al conjunto ribereño en los primeros planos del grupo X, pero su poca experiencia como director técnico, su poco presupuesto y lo limitado de su planilla -compuesta en su mayoría por jugadores locales- hicieron que el proyecto no pudiera trascender como lo hubiera deseado.
La directiva le dio toda una temporada (un año) para consolidar al club, y en ese plazo obtuvo una marca de 11 victorias, siete empates y 20 derrotas, insuficiente como para que fuera tomado de nueva cuenta para otro más. Su ciclo terminó así, con más penas y glorias. Aunque lo que sí logró fue devolverle la esencia de un equipo conformado, en su mayoría, con jugadores locales.
Para el torneo siguiente, la administración en turno firmó un acuerdo con el grupo Profesar con la intención de unir fuerzas “y poder hacer un buen papel” en el circuito, considerado por muchos expertos como el más complicado del futbol mexicano, por lo largo del torneo; sin embargo, esa relación llegó a escasas semanas de iniciar un nuevo compromiso, lo que trajo por consecuencia que tuvieran que armar y registrar una planilla “a las carreras”, a tres semanas de iniciar el torneo. Esta decisión dejaría secuelas en un futuro no muy lejano.
El encargado de dirigir este proyecto sería Julio García. Su primer partido al frente del conjunto sería tan solo un reflejo de lo que le esperaba como entrenador, pues cayó 5-0 ante los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara. Y solo cinco semanas más tarde, y tras cinco derrotas al hilo, sería destituido de su cargo. No llegó para quedarse, llegó para irse.
Dos semanas más tarde, y sin nadie al frente de la dirección técnica, Charales se ganó el título del peor equipo a nivel nacional, de los 219 que tienen participación en la TDP. Para tratar de corregir el camino, Abraham Mena fue designado por la directiva como técnico interino para los próximos seis partidos mientras encontraban al entrenador ideal y poder volver a competir por un lugar en la Liguilla. Durante ese periodo de espera, se perdieron todos los encuentros, uno de ellos, que antes habían ganado por 3-1, lo perdieron en la mesa por “alineación indebida”. De plano, la suerte no los acompañaba en lo absoluto.
Finalmente, llegó Ricardo Velázquez al banquillo charal a cinco semanas de cerrar la primera mitad de la temporada. Dejó muy buenas impresiones durante su primer partido, pero para el resto dejó mucho que desear, pues en el lapso que se le dio oportunidad solo sumó dos puntos, producto de dos empates y tres derrotas, las últimas en su haber como técnico del equipo chapalense. Tampoco fue una opción, aunque eso sí, dio al equipo del pueblo sus primeros dos puntos del certamen en 19 encuentros disputados.
Llegó un tercer técnico para esa misma temporada. El elegido fue Edgar Torres. Esta vez tenían un plazo de tres semanas para reestructurar su proyecto -por el plazo de mitad de temporada-, además tenían la oportunidad de traer a más jugadores, del gusto del entrenador, para tratar de hacer una vuelta más digna y mejor que la primera. A pesar de que no fueron los resultados que esperaba, el desempeño de los jugadores había mejorado un tanto y le había regalado a la Ribera de Chapala ocho puntos en 11 juegos, producto de dos victorias, dos empates y siete derrotas.
Esa temporada pudo ser peor para la Marea Roja. Irónicamente, la pandemia por coronavirus vino a salvar de que sus números no fueran más oscuros de los que había conseguido: apenas 11 puntos en 29 partidos, confirmando así su peor torneo en su historia y en el formato de los torneos largos.
La pausa por la emergencia sanitaria les dio el tiempo suficiente para finalmente armar un proyecto que les rindiera frutos. En un lapso de casi tres meses realizaron diversas visorias para localizar a los jugadores ideales del conjunto ribereño. Fueron criticados fuertemente por la afición charal por el exceso de jugadores foráneos que habían traído a la institución, pero la decisión ya había sido tomada por el nuevo estratega, Héctor Ruíz, quien sería el encargado de regresar a Charales a los primeros planos.
Ahora sí, con todas las piezas que había olvidado reunir en el pasado torneo, como el armado de un proyecto sólido, la buena elección de jugadores y técnico y una buena inversión, finalmente los objetivos de la administración pública y grupo Profesar comenzaba a dar resultados. Tan solo en la primera vuelta habían roto una marca importante: lograr la mejor primera mitad en la historia del club en el formato de los torneos largos, con una marca de 35 unidades, producto de ocho victorias, ocho empates, tres puntos extras, obtenidos en la tanda de penales, y tres derrotas.
Cuando parecía que Charales se encaminaba a una Fiesta Grande, tras casi cuatro años sin lograrlo, los fantasmas del pasado se comenzaban a aparecer de nueva cuenta y, junto con ello, la salida del técnico Héctor Ruíz del equipo. A falta de seis partidos de concluir la temporada, los ribereños se habían quedado sin entrenador. Hasta ese punto del torneo, se encontraban en puestos de Liguilla; para calificar solo necesitaban no perder con los equipos involucrados por la disputa por un boleto a la siguiente fase, pero sucedió todo lo contrario.
Vino Fidel Vázquez a salvar el barco a falta de dos partidos, pero su misión se entrecruzaba con la mismísima suerte, pues ocupaba ganar ambos encuentros con un margen considerable y que dos de sus rivales no lo hicieran. Hizo su parte, ganó los dos juegos pendientes, pero no se concretaron los demás resultados, lo que traía por consecuencia un torneo más sin Liguilla, en una tierra que ha estado acostumbrada en la última década.
Muchos técnicos para pocos resultados. Cuatro años sin Liguilla y contando. Ahora, con la victoria virtual del PAN a la presidencia municipal de Chapala, el futuro de Profesar en los Charales está en duda, y con ello la continuidad de un proyecto que parecía se estaba consolidando. La decisión se encuentra pendiente.
El dato: Charales registró su peor racha de no calificar a una Liguilla, con cuatro años consecutivos.
Para saber: La última vez que un equipo de Charales se clasificó a una fase final se consagró campeón (2017)
Tabla: Desempeño de los directores técnicos que estuvieron en Charales en los últimos tres años
Director Técnico | Temporada | JJ | JG | JE | JP |
Isaac Saldívar | 2018-19 | 38 | 11 | 7 | 20 |
Julio García | 2019-20 | 5 | 0 | 0 | 5 |
Abraham Mena | 2019-20 | 6 | 0 | 0 | 6 |
Ricardo Velázquez | 2019-20 | 5 | 0 | 2 | 3 |
Egdar Torres | 2019-20 | 11 | 2 | 2 | 7 |
Héctor Ruíz | 2020-21 | 31 | 13 | 11 | 7 |
Fidel Vázquez | 2020-21 | 2 | 2 | 0 | 0 |
Simbología: JJ: Juegos Jugados; JG: Juegos Ganados; JE: Juegos Empatados; JP: Juegos Perdidos
Fuente: Ligamx.net
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