Inundaciones recurrentes
Santiago Baeza.
Atotonilquillo volvió a inundarse. Esta delegación chapalense, la más relegada en todos los sentidos, sufre estancamientos de agua desde que se amplió la autopista que va a Ocotlán, hace más de una década, ya que se elevó su nivel sin considerar el cauce natural del agua que baja de la montaña hacia el Río Santiago.
Ya en 2010 y 2019 se había dado la misma situación de alerta, que afecta a decenas de viviendas ubicadas en la parte más baja del poblado, con niveles de agua que sobrepasan el metro de altura, provocando desalojos y pérdida de mobiliario y electrodomésticos en los afectados.
Esta administración que está a punto de concluir hizo el esfuerzo de resolver el problema, al instalar un cárcamo que permitiera el desagüe del líquido, obra que resultó insuficiente, ya que, al parecer se requerirá como mínimo uno igual que garantice el flujo del agua en otro de los tramos de la carretera.
Durante la inundación de esta semana, que no solo afectó a las viviendas de esa zona, sino que también se extendió a la colonia Benito Juárez, la humedad provocó el derrumbe del techo de la vivienda de una pareja de la tercera edad. Afortunadamente esa desgracia no cobró vidas humanas, pero sí dejó sin hogar y pertenencias a ese par de ancianos.
A pesar de la urgencia de la situación, la unidad de Protección Civil del estado reaccionó de forma tardía, probablemente debido a la saturación de trabajo de esta dependencia, ya que la emergencia por inundaciones se extendió en estos días a diversas zonas del estado, incluyendo municipios del Área Metropolitana de Guadalajara.
Lo que sí resulta inexplicable, es que la autoridad municipal haya tomado la decisión de retirar la ambulancia y el personal municipal de Protección Civil, para mala suerte de la población y del propio ayuntamiento, previo a las intensas lluvias que se registraron en estos días y que amenazan con extenderse.
Resulta impensable que un problema tan grave como ese tipo de inundaciones se manifieste de forma recurrente desde hace más de una década y que aún no se le pueda dar una solución definitiva. Desde la primera ocasión que se dio tan lamentable y riesgoso incidente, se debieron tomar acciones contundentes para evitar que volviera a suceder.
Aunque la obra carretera se inauguró en administraciones pasadas, corresponde al Gobierno de Jalisco solucionar el problema que generó. Y corresponde también al ayuntamiento de Chapala, en conjunto con el de Ixtlahuacán, realizar las gestiones necesarias para evitar que se repita este grave problema que se extiende también a la delegación de Atequiza.
El próximo delegado de Atotonilquillo, representante de esa comunidad ante el ayuntamiento, deberá poner en primer lugar de su lista de necesidades urgentes, la solución tajante de ese grave asunto que amenaza año con año el patrimonio y la integridad de una población vulnerable y con grandes necesidades, como lo es la de ese poblado.
No debemos esperar a que la negligencia, el desinterés o la tentación de priorizar obras de relumbrón, pero innecesarias termine por cobrar vidas humanas. Al no resolverse este asunto en Atotonilquillo, muchas vidas se comprometen con cada temporal. No esperemos a que “ahogado el niño, se proceda a tapar el pozo”.
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