El poder de la naturaleza
Santiago Baeza.
Una repentina, prolongada y muy copiosa tormenta cayó sobre esta región desde la noche del pasado lunes y hasta la mañana del día siguiente, provocando inundaciones y deslaves en comunidades de Chapala, Tuxcueca e Ixtlahuacán de los Membrillos.
Centenares de familias amanecieron bajo el agua o el fango que escurrieron desde lo alto de las montañas que bordean el lago; decenas de casas sufrieron daños; múltiples vialidades, comenzando por la carretera panorámica, quedaron bloqueadas con toneladas de tierra, piedra y árboles.
Dada la magnitud del desastre, sorprende el saldo. Por lo menos en el oeste de Ajijic, en la zona de La Canacinta, una treintena de familias sufrieron daños severos en sus propiedades, pero afortunadamente no hubo heridos ni pérdidas humanas que lamentar.
Queda como tarea de las autoridades determinar por medio de peritajes profesionales, si en esta lamentable situación se involucran desarrollos inmobiliarios y construcciones indebidas. Lo que sí es una realidad es que históricamente los arroyos que dan cauce al agua que baja del cerro durante el temporal han sido indebidamente convertidos en vialidades, lo cual pone en riesgo a las viviendas aledañas cuando se dan este tipo de incidentes.
Lo que también vale la pena resaltar, es la gran solidaridad que en la región se activó desde el amanecer. Además del despliegue de cuadrillas de policías, bomberos, personal de protección civil y de empleados de diversas dependencias del recién estrenado Ayuntamiento de Chapala, cerca de un centenar de voluntarios participaron en las labores de rescate y remoción de escombros en la zona.
La comunidad de extranjeros residentes también se organizó de forma inmediata para donar víveres, ropa, herramientas y dinero en efectivo, tanto para los damnificados como para el personal que aún sigue trabajando en la rehabilitación del área que resultó afectada. Ante el nulo apoyo del Gobierno Federal y el apoyo a cuentagotas del Gobierno del Estado, vecinos y gobierno local pudimos enfrentar la contingencia.
Es tal la solidaridad de esta comunidad, que el albergue que se instaló en el Centro Cultural de Ajijic para recibir a los afectados no se utilizó, ya que ellos fueron recibidos por parientes y conocidos. Lo que sí, se tuvo que generar un operativo para garantizar su alimentación, algo de ropa, cobijo y sobre todo, la limpieza integral de sus hogares.
Menudo susto nos sacó la contingencia. Que sirva como un llamado de atención sobre el poder de la naturaleza y lo frágil que somos.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala