Aire fresco
Santiago Baeza.
El pasado viernes 5 de noviembre fui testigo de una actividad cultural sin precedentes en Ajijic. Tres jóvenes vecinas de esta zona gestaron todo un acontecimiento en el que se conjugó el arte, el deporte, la antropología, el ambientalismo, la espiritualidad y la celebración, en un espacio y momento privilegiados a los que integraron: un atardecer frente al Lago de Chapala.
Una maestra de yoga, una artista del tatuaje y una fotógrafa y alpinista, con menos de veinte años cada una, convirtieron un recién estrenado estudio ubicado en el núcleo de la “vieja posada”, frente a la playa, en una fugaz galería en la que se expusieron una selección fotográfica de paisajes inalcanzables, rostros anónimos, arqueología y cultura del Perú.
Un pedacito de playa pegada al malecón y que usualmente se utiliza como vil estacionamiento, se convirtió por unas horas en un centro ceremonial a través de un modesto, pero significativo altar que poco a poco fue llenándose de flores y ofrendas de tabaco; pero también se transformó en un elegante, cómodo y generoso centro de intercambio social, gracias a un centenar de educados, sensibles y emocionados asistentes que disfrutamos al máximo la velada.
Rebeca, Claudina y Albertina se estrenan apenas en el ámbito de la producción y gestión cultural. Esa falta de experiencia, esa ingenuidad, hicieron fluir frescura, creatividad y propuesta. Se valieron de sus propias herramientas y sin necesitar el apoyo de nadie; crearon su propia atmósfera, plantearon su propio proyecto, ofrecieron su propia celebración.
Por si todo esto fuera poco, la capacidad de convocatoria de estas tres mujeres derivó en un muy amplio espectro, que igual atrajo a jóvenes como a adultos mayores; tanto extranjeros como originarios; mujeres y hombres; ricos y pobres. Un abanico de personalidades, intereses, orígenes y creencias. Algo sano y deseable, si queremos que el intercambio social y cultural de nuestra comunidad sea plural e incluyente.
Este tipo de propuestas son justamente las que Ajijic necesita. Las que plantean nuevos discursos. Las que resignifican espacios públicos que a pesar de ser privilegiados hoy están en abandono, en completo desuso, como es el caso de la playa que se ubica al oriente del malecón. Estas iniciativas nos recuerdan que, en el pueblo aunque es un destino de descanso para adultos mayores, también hay oferta y demanda de esparcimiento y consumo cultural, por parte de una población joven cada vez más involucrada y exigente.
“Tiempo-Espacio”, es el más que adecuado, revelador título de su exposición. A estas dos coordenadas, un mágico atardecer entre la “Vieja Posada” y nuestro lago, hay que añadir una tercera, dedicada a este trío que con su creatividad, energía y voluntad, creó un acontecimiento que será referente para la vida cultural de Ajijic.
A este pedacito de la nueva generación de artistas y promotores culturales de la ribera le doy mi reconocimiento y le invito a seguir siendo parte activa de nuestra comunidad. El pueblo les necesita a ustedes y a todo aquel que esté dispuesto a asumir riesgos y dedicar energía y creatividad para garantizar en Ajijic opciones para el fortalecimiento cultural de nuestra comunidad, el goce de la estética y una convivencia enriquecedora. Espero que pronto vuelvan a darnos otra sorpresa.
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