«Hace muchos años, era diferente la celebración del 24 y 25 de diciembre. El 24, la celebración era más religiosa, ya que no se hacía la cena familiar, sino que las familias se iban a misa…»
Nacimiento en el kiosco de la plaza principal de Ajijic del 2020, en el cual trataron de hacerlo de la forma tradicional.
Sofia Medeles (Ajijic, Jal.)- Las festividades decembrinas en Ajijic, no siempre han sido como lo son ahora. Según palabras del cronista de Ajijic, Eduardo Ramos Cordero, ha cambiado tanto la dinámica familiar como muchas de las tradiciones que había hace al menos 40 años.
«Hace muchos años, era diferente la celebración del 24 y 25 de diciembre. El 24, la celebración era más religiosa, ya que no se hacía la cena familiar, sino que las familias se iban a misa, por lo general de 12 de la noche, y al salir, iban a la plaza, donde un niño que representaba un ángel ponía la figura del Niño Dios en el Nacimiento, el cual solían ubicar frente a la capilla del Rosario. Después de eso, se hacía la pastorela, la gente convivía, y de ahí se iba a sus casas», comentó Lalo.
En cuanto al festejo del 25, recordó que la gente se reunía en los baldíos a convivir y a comer. Maduras amas de casa se juntaban para cocinar los llamados «tamales de piedra» o tamales mezcal, los cuales se hacían con pinole de maíz rojo y frijoles sin sal. Además, agregó que solían reunirse las mujeres en las casas de quién tenía horno para cocinar, y hacer un intercambio; «por ejemplo, le decían a la que tenía horno: ‘déjame cocinar en tu horno y yo te doy la mitad de los tamales’”.
Además, Lalo compartió una de las tradiciones perdidas de Ajijic, la cual era llevar al Niño Dios, que antes era el santo patrono del barrio de Tecoluta, y al cual se le hace una procesión desde la calle Río Zula, hasta las seis esquinas. Comentó que venían danzantes en la procesión tanto de Ajijic como de San Juan Cosalá, y que la figura del Niño era custodiada el resto del año por una madrina, que se encargaba de vestirlo y cuidarlo hasta que se tuviera que pasar a otra familia.
«En esta procesión, era muy bonito ver a los pastores con sus bastones muy grandes, que tenían hasta tres o cuatro pisos, muy bonitos, muy bien decorados, con cascabeles, campanas, papel picado y lo que tenían a la mano. Además, era una de las pocas veces del año donde los niños les dejaban comer dulce, y les daban un collar con tamales llamado tuales, los cuales eran dulces por la masa hecha con pinole.
Finalizó añadiendo que el Niño Dios de Tecolutla se perdió, y la celebración poco a poco se dejó de hacer; sin embargo, aseguró que espera que se puedan volver a realizar todas estas tradiciones perdidas y emblemáticas de Ajijic.
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