¿Y si fuéramos realmente fuertes?
Por Leticia Trejo, Salud y Bienestar.
Como muchas personas, tengo un chat conformado por compañeros de la escuela secundaria, todos en ese grupo tenemos edades entre los 54 y 55 años; nuestra niñez y adolescencia fue muy parecida: mismo grupo económico, mismo entorno familiar, similar educación y estilo de vida. Sin embargo, cinco de estos compañeros fallecieron por causa del Covid-19; algunos de forma muy penosa y dolorosa, y a otros les fue muy mal durante la enfermedad. Aparentemente ellos estaban sanos antes de que se infectaran, pero yo estoy segura de que eso no era verdad.
Si algo nos ha quedado claro con este virus es que, la gran mayoría de las personas tenían latentes una o varios padecimientos, que todavía no se habían manifestado. Si traducimos como FUERZA la resistencia del sistema inmunológico, entonces, en realidad a las personas que les va mal o muy mal es porque no están fuertes.
En la práctica física del hatha yoga hay un pequeño grupo de asanas (posturas) que se denominan Guerreros 1, 2 y 3. En sánscrito son Virabadrasana haciendo honor a un respetado y admirado Guerrero llamado Virabadra. Estas asanas son desafiantes a nivel muscular y de sostenimiento; la mente empieza a desesperarse ante el reto físico y se agita e inquieta, luchando por salir de la postura. Con constancia y disciplina podemos darnos cuenta que, la mente lucha cada vez menos, se concentra más y los músculos responden mejor, logrando estados de atención plena (mindfulness). La persona se siente y comprueba que ha desarrollado fuerza integral, mente y cuerpo en sincronía.
Les digo a mis alumnos que los guerreros o soldados, en la vida real, siempre están preparados, aunque no haya guerra, aunque no haya conflicto; siempre entrenan física y mentalmente, para tener un dominio eficiente y estar listos en caso de ser necesario confrontarse con el enemigo. La auto complicación, evitar el dolor físico al entrenar los músculos, evadir lo que no les gusta, no tiene cabida en el pensamiento de un guerrero. Por el contrario, adentrarse en la incomodidad de la disciplina, trascender la inquietud de la mente y lograr un buen gobierno emocional y físico tienen como resultado garantizar el éxito al enfrentar los desafíos.
La disciplina de la actividad física es una prueba de autodominio; si a ello añadimos el componente de la auto reflexión y el reconocimiento de nuestros patrones de pensamiento, entonces somos guerreros y estamos fuertes. Si fuéramos realmente fuertes, también nos contagiaríamos de Covid-19, pero habría muchas más probabilidades de conservar la vida y evitar la devastación que podemos observar en el organismo de un gran número de personas, que han sufrido este padecimiento.
¿Hasta qué edad puedes ser un Guerrero?
Cuando inicié el proyecto de Clases para la 3ra. Edad, esta disciplina no se impartía en ningún gimnasio de Guadalajara, así que no tenía referencia del éxito o fracaso que podría resultar de estas actividades. Muerta de miedo recibí a mi primer alumno: don Pedro, tenía 82 años y tuvo once hijos, a todos les dio universidad y además cuidó por diez años a su esposa enferma. Llegó a la clase con un bastón y casi no podía hacer ninguno de los ejercicios que le enseñaba; gracias a su disciplina y buen ánimo, a un año de iniciar esta actividad, don Pedro dejó el bastón, eliminó su grasa abdominal, se volvió más ágil y se independizó (cuando lo conocí vivía en casa de una de sus hijas que no lo dejaba hacer nada, porque ya estaba “viejito”). Así que te invito, querido lector, a que tú mismo te hagas la pregunta: ¿Y si fuera realmente fuerte? Y que al responderte, encuentres áreas de oportunidad que le den un giro positivo a tu salud y bienestar.
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