El sueño de Martha es que los cerros de Santa Cruz se conviertan en una Área Natural Protegida para las futuras generaciones
Martha Rodríguez dedicó su reconocimiento a las personas que han luchado por la defensa de los cerros El Junco y El Cántaro.
Arturo Ortega. – Por su activismo en el fortalecimiento comunitario, su defensa ambiental del territorio y las tradiciones de su comunidad, Martha Rodríguez García, originaria de Santa Cruz de la Soledad, Chapala fue reconocida con el distintivo “Hermila Galindo Acosta”, otorgado por la Comisión de Igualdad Sustantiva y de Género del Congreso del Estado de Jalisco a destacadas mujeres jaliscienses, en el marco del Día Internacional de la Mujer.
El 8 de marzo recibió el reconocimiento junto a nueve mujeres jaliscienses y una Asociación Civil. Al respecto, Martha quien a lo largo de ocho años ha mantenido la lucha para defender los cerros El Junco y El Cántaro de la voracidad de los intereses particulares que buscan fraccionar esta área natural, dijo sentirse feliz.
“Me siento feliz de haber recibido este reconocimiento, por la lucha de ocho años. Hemos luchado por el medio ambiente, para los jóvenes, los niños y los ancianos”, refirió Martha desde el sofá de la sala de su casa, quien es quizás la única que cuenta con un sistema de seguridad y videovigilancia en Santa Cruz de la Soledad.
Y es que desde el 2014, con engaños, personas ajenas a la comunidad compraron varias propiedades a pobladores y ejidatarios con dinero desviado del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (IPEJAL), con la idea de construir tres mil 66 casas unifamiliares, 812 duplex, 400 casas para adulto mayor, un hotel, casa club, campo de golf, área para actividades a caballo y un hospital contemplado en el megaproyecto de lujo que se pretende construir en los cerros de El Junco y El Cántaro, en Santa Cruz de la Soledad, gracias a la conformación de un fideicomiso que beneficiaría a la empresa “Santa Cruz Inmobiliaria S.A. de C.V.”.
Sin embargo, Martha ya como comisario ejidal pudo prever que, con ello las tierras del ejido dejarían de existir, por lo que la mayoría de los ejidatarios se negó a ceder El Cántaro y El Junco, lo que a la fecha ha significado una batalla por el territorio que han conllevado “estrés, cansancio, privacidad hasta para mis mismos hijos y siempre vivimos con el estrés de que nos hagan algo”, según la entrevistada.
No obstante, no solo han sido penurias las que Martha describe, pues ante todas las circunstancias y a pesar de los sacrificios que ha tenido que enfrentar, con una mirada serena y tranquila; mencionó que también ha obtenido algo de satisfacción.
Sin embargo, el caso de la disputa por los cerros mencionados se encuentra detenido debido desde que el 2016, dos ejidatarios promovieron la suspensión del Comisariado Ejidal del 2015 y luego con antimotines se removió la Mesa que presidía Martha como comisario y se conformó una Mesa Ejidal a modo, en la sala de usos múltiples del templo de la Virgen de la Soledad.
Una vez removida la Mesa Ejidal del 2015 se convocó nuevamente a elección y en el 2018 Martha fue electa como Comisario Ejidal nuevamente, pero el Registro Agrario Nacional no quiso entregar las credenciales de ese periodo porque había actos de suspensión inscritos para ese periodo, por lo que, desde ese año a la fecha el ejido no ha sesionado.
Actualmente se está a la espera de una nueva elección para conformar un nuevo comisariado, pero la Procuraduría Agraria no quiere entregar el nuevo padrón de ejidatarios para estar en condiciones de hacer la elección y buscar las menos trabas posibles para nulificar las elecciones por parte del Gobierno del Estado y algunos ejidatarios a cuyos negocios no les favorecería esta nueva mesa.
Es por ello que, habrá que esperar a que el Tribunal Agrario solicite ese padrón de ejidatarios actualizado para poder llevar a cabo la elección de la nueva Mesa Ejidal, cuyo proceso se realizaría en su presencia de organismos agrarios, además de la Procuraduría Agraria quien convocaría esa nueva elección.
En la actualidad existe el registro de 177 ejidatarios de los cuales 55 han fallecido y otros 44 radican en Estados Unidos, dejando solo a 78 ejidatarios radicados en Santa Cruz según el último padrón.
Desde el mes de septiembre del 2021 y gracias a la gestión de la Asociación Intermunicipal para la Protección del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Lago de Chapala (AIPROMADES), se logró inscribir a El Junco como parte de un proyecto para incrementar la captación de agua en 252.59 hectáreas de ese territorio con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Coca-Cola y Arca Continental.
Martha quien es una mujer de trabajo más que de palabras, labora en El Junco haciendo caminos a manera de guardarrayas y en pocas semanas van a reforestar con árboles endémico como el mezquite, guamúchil, huaje, tepehuaje, palo dulce, papelillo, tepame, osote, entre otras especies para evitar el deslave de tierra y propiciar captación de agua en la presa de Santa Cruz.
Martha, quien ha vivido 67 años, recuerda que cuando era niña siempre acompañó a sus padres en las tareas del campo. En aquel tiempo no había tantas casas, el pueblo era más pequeño y muchas de las personas vivían de lo agrícola; es por eso que, los cerros de El Cántaro y El Junco son tan importantes para ella, pero lo más importante es preservar el espacio como una zona natural protegida para las generaciones futuras.
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