Sus recuerdos de 60 años pescando en el lago se han fragmentado por el Alzheimer
Actualmente, Ángel Serrano tiene 77 años de edad y más de 900 días sin pescar en el Lago de Chapala. Foto: Alma Serrano.
Alma Serrano.-La pesca es una actividad que rebota la calma, la sensibilidad, la espera, la creatividad, sin dejar de ser tan demandante para poder vivir y disfrutar de ella al máximo con tu familia y mejor aún, gozar de tu propio trabajo, un trabajo donde no necesitas vacaciones porque siempre estuviste feliz.
Pescar te hizo un experto en el lago y en tantas cosas, tanto que has tenido alrededor de ocho canoas, mojarreras, charaleras, anzuelos, atarrayas, redes.
Sabías cuando subirte a la canoa y llegar a casa con 100 kilos de tilapias, a tus 25 años, sin olvidar que eres un excelente nadador. Pescar ha ido despertando tus sentidos uno a uno para ir activando la alerta de si un pez está cerca, mirarlo, no perderlo de vista, y jalar el anzuelo con esperanza y la riqueza en las manos, has sido un excelente espectador, y te has llenado de paisajes que no pretendías, detectar un movimiento en el agua, en el viento y arrojar la atarraya con mucha fuerza, tu atención fija en el objetivo, no hay pensamientos importantes, todo está en la acción, en lo astuto que te vuelvas con el tiempo.
Los peces irónicamente terminaron amándote, Ángel, desde hace 50 años en San Juan Cosalá has sido su fiel compañero, pasaron juntos tan solo unos minutos aparentemente, y los peces que de lejos te vieron saben que no estás ahí para cuidarlos pero se les hizo tanta costumbre verte que empezaron a quererte, a echarte de menos, cuando no asistes, y deben de estar muy preocupados ahora, que tiene más de 900 días que no te ven en el lago, también aquellos a los que algún día les diste un buen susto, tal vez algún día ya no recuerdes en lo que consistió tu vida por más de 60 años, no recuerdes quien eras y eres ahora.
Debe de estar de luto el lago, Ángel, no debiste salir de ahí, tus manos empiezan a sentirse suaves, vacías e insensibles, necesitas volver al lago, tomar la atarraya, mirar tu objetivo y crear un recuerdo nuevo, tal vez esa sea la única manera de recordarte a ti mismo sin usar la memoria, pues bien dice el dicho “lo que bien se aprende, nunca se olvida”.
Ángel, tus manos son un recuerdo de lo que amas, puede que estés olvidando rostros, sentimientos y actividades, incluso la esencia de lo que eres, pero la gente no te olvida, cuando vemos un paisaje, una ola, un pez, tu cuerpo está en casa, pero tu corazón todavía sigue en el lago, pescando.
Ángel Serrano Medina, es mi abuelo, un cosalense de 77 años de edad que comenzó a pescar al cumplir su primera década, pero que desafortunadamente ya no lo recuerda. Su memoria se ha ido fragmentando poco a poco desde hace tres años cuando adquirió la enfermedad que degenera la capacidad de revivir los recuerdos: Alzheimer.
Es un hombre fuerte y desbordante, apasionado con lo mejor que sabe hacer y dedicado a lo que le ha entregado la mayor parte de su vida: pescar. ¿Recuerdas cuando fuiste uno de los pioneros de la pesca en San Juan Cosalá y sacaste una tilapia de más de un metro?, le pregunto; ojalá lo recuerdes, me respondo.
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