Gestionando el dolor
Por Leticia Trejo
Hay oportunidades que nunca vuelven. Hace ya muchos años estaba paseando por los pasillos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), si algunos de ustedes la han visitado saben que es enorme; en un stand vi un libro con un título que me atrajo: Anatomía del dolor, era bastante voluminoso y de un precio alto; como seguramente le pasa a mucha gente me dije a mi misma: regresaré después de ver más libros y claro que lo que pasó es que cuando traté de volver ya no recordé en qué pasillo ni en qué editorial lo había visto. En esos tiempos yo estaba atravesando por periodos intensos de dolor articular y muscular al grado de pensar que seguramente tenía artritis, que mis años como deportista y profesora de fitness grupal me estaban pasando una gran factura. Lo que pasó en los siguientes años es que en realidad esos dolores intensos se convirtieron en grandes maestros que me obligaron a conectarme más conmigo misma, buscar información, estudiar y aprender. Les comparto algunos de mis descubrimientos ya que el dolor corporal puede tener varias fuentes de alimentación:
1.Fisiológico, solo por poner algunos ejemplos: es muy común confundir un dolor pensando que es la espalda baja, cuando en realidad es una inflamación del colon (colitis), confundir un dolor pensando que tenemos gastritis porque nos arde al comer cuando en realidad puede ser una inflamación en el páncreas (pancreatitis) o sentir que nos duelen los intestinos cuando en realidad nuestras vías urinarias tienen algún bloqueo o alguna infección. Cuando los riñones tienen alguna insuficiencia duelen mucho los pies (tobillos, dedos de los pies) y se inflaman una o varias articulaciones. Es claro que cualquier proceso inflamatorio va a causar dolor y este proceso a veces es causado por nosotros mismos.
2. Emocional, los estados intensos emocionales, sobre todo los considerados de baja frecuencia energética como la ira, el rencor, la culpa, el odio y la tristeza (entre otros), generan encogimiento o acortamiento en los tejidos conectivos del cuerpo principalmente el tejido miofascial (documental de la cadena alemana DW las fascias, un mundo bajo la piel). Estos acortamientos roban espacio interior a órganos y músculos importantes por ejemplo el diafragma torácico que es el músculo más importante de la respiración y eso genera dolor.
3.Por estrés, el estrés, aunque es una respuesta sana y normal ante las amenazas, genera el despliegue de ciertas hormonas que nos ayudan a reaccionar ante la situación estresante. El cortisol, la adrenalina, la noradrenalina, entre otras, son hormonas que fluyen al torrente sanguíneo, aumentan la frecuencia cardíaca, aceleran el ritmo de respiración y nos ponen en alerta y esto está muy bien cuando la amenaza es real, pero te pregunto, querido lector: ¿cuántas veces has sentido estrés IMAGINARIO? Por situaciones que no están sucediendo, pues bien, aunque estas situaciones no están pasando de todas formas generan la respuesta hormonal y cuando ésta es crónica y ocurre repetidamente todos los días provoca inflamación celular y esto a su vez dolor constante.
Mis recomendaciones giran en torno a que: a) aprendas a escuchar a tu cuerpo para saber qué necesita, b) realices auto observaciones de tus emociones y aprendas a no darles fuerza a las improductivas que no producen bienestar, c) vivas en tiempo presente, disfruta que en este segundo estás bien y cuando las amenazas si estén ocurriendo dale las gracias a tu cuerpo por reaccionar sanamente ante ellas.
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