La música llegó a mi vida sin saberlo: Daniel Arturo Medeles Córdova
María Ana Romero Ibon y José de Jesús Medeles Flores, abuelos de Daniel, en su 55 aniversario de bodas. Foto: Cortesía de la familia Medeles.
Por: María del Refugio Reynozo Medina
A días de su ausencia, la casa de la abuela conserva su perfume.
En el patio central rodeada de plantas y ofrendas florales, está la fotografía de la señora Anita: vestida de rosa, con una flor prendida en el pelo. Su habitación, al igual que todas las de la casa, está resguardada por una sólida puerta de oscura madera, porque don Jesús, su esposo, además de músico, fue carpintero. La escena de ambos: ella en las labores de la casa y él tallando la madera, sigue viva en una de sus hijas, quien recuerda el canto de su padre, que era respondido por la voz de doña Anita.
María Ana Romero Ibon y José de Jesús Medeles Flores, fueron padres de 11 hijos: seis varones y cinco mujeres. La recia disciplina de la señora Anita acompañó sus infancias, así como el empeño en que ellos llegaran a ser algo en la vida y lo consiguió. En sus hijos vio florecer una diversidad de profesiones: ingeniería, arquitectura, cirujano dental, abogacía, veterinaria, educación, administración de empresas y trabajo social.
Además, todos los varones se convirtieron en músicos: surgieron Los Medeles, agrupación de música versátil que floreció en el Ajijic de los años sesenta y setenta.

Jesús Medeles Flores “Chuni”, padre de Daniel Medeles. Foto: María del Refugio Reynoso.
Luego, cada uno de ellos se destacó en distintos ámbitos: como el compositor Víctor Manuel Medeles Romero, quien se formó en la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara, así como en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en donde llegó a ser coordinador y catedrático y de donde surgió el CREM (Centro Regional de Estudios Musicales), con sede en el Auditorio de la Ribera, del lago de Chapala.
De ese linaje proviene Arturo Daniel Medeles Córdova, hijo del músico Jesús Medeles Romero (Chuni) y Alicia Margarita Córdova López.
Dani es heredero de toda esa tradición musical. Sus primeros recuerdos de infancia están acompañados por las notas musicales de su padre y la voz de su madre y sus hermanos en coro. “La música llegó a mi vida sin que yo lo supiera”.
Tenía 8 años cuando su tío Víctor, formó un coro familiar. Dani no quería ir, pero al paso del tiempo, tomó el gusto por la música. Las normas de disciplina por parte de su tío eran rigurosas, con al menos dos horas de ensayo y la prohibición de tomar agua e ir al baño.
Además del coro, el entrenamiento del Fútbol lo mantenía feliz durante sus años de primaria: perteneció al equipo de Los Charales de Chapala.
Estudió casi toda la escuela secundaria en un seminario de los legionarios de Cristo en Guadalajara. Fue para él una oportunidad de formación y disciplina de la mano de la alegría y la paz. Fue también la oportunidad para seguir con la práctica de la música: tocaba la guitarra acústica y eléctrica. Sus estudios de bachillerato los realizó en la Escuela Preparatoria Regional de Jocotepec, casi al final y a la par, estudió la carrera de Técnico en música en la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara, y fue miembro del CREM (Centro Regional de Estudios Musicales).

El músico Daniel Arturo Medeles Córdova. Foto: Cortesía Daniel Medeles.
La viola, es el instrumento en el que más se ha especializado con la práctica y clases particulares. Aunque Daniel puede tocar violín, bajo, batería y guitarras eléctrica y acústica.
Tenía 15 años cuando junto con sus primos formó Utopía, un grupo de Rock. Con quienes tocó por dos años en un bar de Ajijic.
A sus 19 años creó la Orquesta Axixic. También fue fundador de la Orquesta Filarmónica Infantil de la Ribera de Chapala (OFIRC).
Dani es fundador, junto con Coco Wonche y Ángel Gustavo Medeles Córdova, de Música para crecer, una asociación con el objetivo de fortalecer el tejido social y los valores a través de la música. Ha estado en la Orquesta Sinfónica de Zapopan, y a través de ella ha tenido la oportunidad de acompañar musicalmente a mariachis como Los Camperos, Vargas y a la soprano Filippa Giordano.
También ganó una audición para estar con la Orquesta Filarmónica de Boca del Río, por un año. Ha sido ganador por tres ocasiones, de la competencia Viva la música de una fundación extranjera. En el 2020, la ONU (Organización de las Naciones Unidas), buscó 100 músicos para grabar el tema de su aniversario, uno de ellos fue Dani Medeles. Participó en la grabación del álbum Un azteca en el Azteca, de Vicente Fernández. Ha compartido escenario con Mariano Barba, Carin León y ha dirigido la Orquesta de los Freddy’s.
A través de la Fundación Música para crecer, hace un par de meses arrancó el proyecto: Escuela de mariachi Pedro Rey, en Ajijic, dirigida a niños y adultos; llamada así en honor al maestro Pedro Rey.
En la escuela, albergada en una casona de adobes, en la calle Constitución, los lunes y martes se escuchan las cuerdas y trompetas de los aprendices que serán algún día, los músicos que continúen con la tradición del mariachi.
En el 2016, Daniel Medeles fundó el Mariachi Real Ajijic. Fue en Perú que nació esa idea, en una gira en la que acompañó a un ballet y pudo presenciar el gran furor con que el mariachi de Jalisco era bien recibido.
Pensó al mariachi como una expresión de la cultura nacional, no solo como un espectáculo y decidió en ese instante que quería fundar un mariachi. Apenas había lanzado la idea en las redes y ya tenía fechas solicitadas. Así que, comenzó a reunir a los integrantes que ya estaban consolidados como músicos. Desde entonces, El Mariachi Real Ajijic ha realizado una selección rigurosa de sus integrantes, cuyas edades oscilan entre los 18 y los 34 años.
Uno de los proyectos en puerta es el Son de Ajijic, en el que Genaro Barraza está trabajando en colaboración con Daniel, para presentar un Son que represente al pintoresco pueblo de Ajijic.
También está por venir un Encuentro Internacional del Mariachi en Ajijic.
El joven artista, vive envuelto en la música, en una incansable labor por compartirla; dirige el mariachi, da lecciones a los niños, canta y toca llevando su instrumento y una maleta como equipaje. “Ha habido algunas ocasiones que me he tenido que cambiar de traje hasta cuatro veces en un día”, aclara el artista.
“Quiero demostrar que el mariachi, más que espectáculo, es expresión, cultura, tradición”. Afirma el joven músico descendiente de los Medeles, que entre sorbos de mate recorre los diversos escenarios para compartir la música que lleva en la sangre.
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