Formación vs. corrupción
Vista al Lago de Chapala. Foto: Archivo Laguna.
Por Daniel Jiménez Carranza
Sin duda que la actividad política es una oportunidad única de servir al país, y éste es el único elemento válido que cualquier político deberá mantener en mente; las otroras frases desclasificadas del lenguaje político como “el que no tranza no avanza”, o “no quiero que me den, sino que me pongan donde hay”, forman parte de la cultura oportunista acomodaticia de personajes aduladores, inescrupulosos, que solían abordar el tren presupuestal fuese federal, estatal o local.
Cada gobierno sexenal, se ha ocupado del tema, pero cada uno de ellos, lo ha infringido, y a la fecha, no ha existido un resultado claro de los abusos del poder que continúan dándose, a pesar de las exuberantes manifestaciones de austeridad y modestia en el uso de los recursos públicos, continúa la pandemia de corrupción, aunque el ejecutivo se ocupe de difundir con mensajes y actos, lo cierto es que éste, constituye un fenómeno social practicado y aupado en todos los ámbitos de la sociedad; en este sentido, el ejecutivo ha insistido en que la corrupción se elimina, limpiando de arriba hacia abajo, pero el alcance de sus intenciones, no han tenido efectos satisfactorios, además de que todas estas acciones, se dan en todos los ámbitos de la esfera pública, así podemos encontrar que en el aspecto judicial, muchos de los asuntos judiciales en proceso, se resuelven o se aligeran con aportaciones de los involucrados en forma de propina, mordida, etc.
sin que exista un control de este tipo de abusos; en muchos otros casos, los empleados tienen nexos con gestores ambulantes en el exterior de las instituciones, quienes ofrecen a usuarios sus servicios, para aligerar, arreglar o fabricar documentación o trámites, con la complicidad de empleados dentro de las instituciones, sin que exista un poder que detenga estas reprobables prácticas en perjuicio de la propia ciudadanía, aquéllas personas que no pueden comprar los servicios extraoficiales para resolver algún problema que se les ha presentado y a quienes les hacen dar vuelta tras vuelta.
Todo este tipo de prácticas, también son corrupción, pues existe un beneficio adicional para los empleados que lo hacen a través de sus gestores en el exterior, a quienes atienden y favorecen en perjuicio de aquéllos que cumplen con las normas y el tiempo para resolver sus asuntos.
En definitiva, para erradicar la corrupción, misma que está asociada necesariamente a la educación de los infantes en casa, en los planteles escolares, que constituyen los espacios de formación del individuo en sociedad, es importante que en los primeros años escolares, el pequeño reciba una formación inicial para que asuma su rol dentro de la sociedad, en donde aprenda a respetarse y respetar a sus semejantes en su persona como en sus pertenencias, y no sólo a instruirle de enseñanzas abstractas que a esa edad no encuentran aplicación práctica; asimismo, es fundamental incorporar dentro del sistema educativo a especialistas que apoyen a desarrollar al pequeño como individuo, como psicólogos, pedagogos, que observen y asesoren su desarrollo, al igual que para los padres, se creen entidades para educarlos, pues es importante que el niño esté íntegramente formado desde su inicio.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala