Terrorismo y política
Vista hacia el Lago de Chapala. Foto: Archivo.
Por: Daniel Jiménez Carranza.
Algo que siempre ha agobiado a la sociedad desde tiempos inmemorables, han sido los actos terroristas, su característica esencial es que propicia a quien o quienes los ejecutan un total anonimato, situación que enfrenta a la autoridad ante un fantasma escurridizo que impide su identificación y consignación, y a los autores, los conserva ocultos y protegidos contra cualquier acción legal en su contra, alimentando con ello. una zozobra social entre sus habitantes por el hecho de estar expuestos a inesperados e imprevistos acontecimientos en los que pueden verse afectados. Uno de los actos de esta naturaleza, lo hemos visto a principios del presente siglo, en la ciudad de Nueva York con el ataque a las torres gemelas, el cual conmocionó al mundo, y a partir de ello, se ha implantado un esquema de seguridad a nivel global, así como generado una sustancial lucha de ocupaciones e invasiones de un país hacia otros, con el propósito de reivindicar el suceso, sin contar con los elementos claros y válidos que hayan justificado la acción militar de una potencia contra otros países.
Aquí el punto medular, es la acción de un Estado que replica la acción ofensiva hacia otro u otros, con el poder de la fuerza de las armas, generando un clima bélico que amedrenta y aniquila a ciudadanos de los países invadidos, así como a la propia población civil del país que desarrolla la ofensiva reivindicatoria por el ataque sufrido de un grupo ignoto, a partir del cual se pueden construir tantas hipótesis como se pretendan, sin llegar a obtener una auténtica certeza de sus conclusiones. En este sentido, nos enfrentamos a un nuevo terrorismo, ahora generado por el Estado, en cuyo caso, implementa medidas impositivas y restrictivas a su población que ahora se encuentra al arbitrio de un poder estatal que acota sus libertades e impone la intimidación en su vida cotidiana, ejemplo actual, también lo podemos ver en la guerra que libra la Union Europea y Estados Unidos (OTAN) contra Rusia, en donde como resultado del empleo de la concatenación de sanciones Y suministro de armamento como respaldo a una nación como Ucrania, que mantiene un conflicto de años con Rusia, quienes no han logrado encontrar un entendimiento en pleno siglo XXI, en donde el barbarismo irracional aviva el fantasma de una guerra nuclear, en lugar de reunirse civilizadamente para lograr un acuerdo mediante los cauces diplomáticos, habilidosos que deben regir el aspecto convivencial entre naciones, en su lugar, han abordado la confrontación militar y apoyo logístico militar para resolver el problema.
del crimen organizado o no, pero seguramente mejor que muchas agrupaciones policiacas, han catapultado la vida de la sociedad en múltiples lugares del país, equiparando nuevamente este fenómeno a la acción de grupos terroristas que imprimen esta modalidad inquietante de zozobra en la población, y a la cual se pretende imponer el poder de la artillería militar para solucionarlo, lo que necesariamente contribuirá a alimentar mayor inestabilidad. Es inaplazable encontrar una mejor solución, y acabar con los balazos y abrazos, y en su lugar, aplicar el imperio de la Ley, apoyada con poco más de imaginación y creatividad en su instrumentación práctica.
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