Aunque una asociación brinda comedor para 700 menores, algunos prefieren salir a Chapala y Ocotlán a pedir dinero
La comunidad de San Pedro Itzicán en el municipio de Poncitlán es la delegación donde más niños y adolescentes se mandan a pedir dinero en las zonas turísticas de Chapala. Foto: D. Arturo Ortega.
Domingo M. Flores / Jazmín Stengel.- Para la asociación altruista «Poco a Poco», los niños de las comunidades San Pedro Itzicán y Mezcala, en el municipio de Poncitlán, se ven en la necesidad de pedir limosna en Chapala y Ocotlán debido a factores económicos.
Dado que muchos de los menores prefieren pedir dinero que ir a estudiar, mientras otros son enviados por su papás para que ayuden en el hogar debido a las necesidades.
Integrantes de la asociación que se hacen cargo de al menos seis comedores comunitarios donde alimentan diariamente alrededor más de 700 menores gratuitamente, indicaron que otros de los factores que influyen para que los menores en lugar de ir a la escuela decidan ir a vender verduras o pedir dinero en la zonas turísticas de dichos municipios, es la gran cantidad de enfermos renales que hay la zona, que tiene una de las tasas más altas de esta enfermedad a nivel mundial.
“Estudios multidisciplinarios comprobaron que el epicentro de las enfermedades renales en México (que ocupa el segundo lugar mundial en este tipo de padecimientos) se localiza en varias de las comunidades más marginadas de Poncitlán, en la ribera del lago de Chapala, donde a la pobreza y altas tasas de natalidad se suman el abandono de todos los niveles de gobierno, la contaminación del agua y el uso de agroquímicos como glifosato, entre otras variables”, de acuerdo a información publicada en el periódico La Jornada, en enero del 2022.
De la gran cantidad de enfermos renales que existen en el municipio de Poncitlán nació la necesidad económica en las familias de escasos recursos para mantener el tratamiento de sus seres queridos. Como lo explicó Julia, una de las voluntarias en Poco a Poco, “vendimos todo y aún así no nos alcanzaba”, recordó.
Las diálisis o hemodiálisis de los enfermos renales suelen superar los 260 mil pesos anuales, y quienes logran obtener un trasplante de riñón, también debe mantenerse bajo tratamiento, explicó la doctora Angela María Soto Cruz, especialista en nefrología en la nueva clinica de hemodialisis en Chapala, durante la inauguraciòn de la misma, meses atrás.
De las decenas de niños, niñas y adolescentes de San Pedro Itzicán que acostumbran esta práctica, la mayoría de ellos son enviados por sus familiares o van por voluntad propia a trabajar para aportar para el gasto del hogar, reiteraron integrantes de Poco a Poco.
Además, añadieron que los padres de los menores están desempleados, sufren de codependencias a algunas sustancias, otros trabajan fuera y dejan los niños a cargo de algún familiar, mismo que los envía a pedir limosna.
Olga, una vecina del lugar, contó a Laguna que platicó con un menor de ocho años mientras viajaban en el transporte público rumbo a Chapala. El menor le dijo que prefería el dinero que ir a la escuela, su madre no lo obliga pero tampoco le da la cantidad que el menor requiere. Además le ayuda cuando su padre se ausenta a causa de las drogas y el alcohol. “Parece que se invitan uno al otro para ir”, expresó la entrevistada.
Ya sea por desinformación del peligro que corren o desinterés de los padres, los menores son enviados por las mañanas solos, en camionetas de empresas privadas o en el transporte público a los municipios de Ocotlán y Chapala, según vecinos de San Pedro Itzicán que prefirieron el anonimato.
En ocasiones los menores se han llegado a extraviar por algunos días y quienes no logran volver a su casa, pasan la noche en la central de autobuses. A pesar de que hasta la fecha no se sabe de algún menor que se haya perdido, sí se tiene conocimiento de adolescentes que decidieron abandonar la comunidad por completo, señalaron los entrevistados.
Una voluntaria de la Asociación Poco a Poco, quien prefirió el anonimato dijo que es común que los infantes y adolescentes prefieran este tipo de vida, pues les “gusta traer dinero en la bolsa” por lo que, carecen de educación escolar y una vida sana.
Desde el punto de vista de las tres personas entrevistadas de la asociación, en San Pedro Itzicán ya no hay justificación para que los niños se vayan a pedir dinero para conseguir alimento, ya que la delegación cuenta con cuatro comedores asistenciales y dos más en Mezcala, que dan de comer una vez al día a más de 700 niños, durante seis días a la semana, desde hace 7 años.
Aún así, muchos menores o los familiares de ellos prefieren la facilidad del dinero que la educaciòn de los infantes, por lo que algunos abandonan los comedores, cursos y actividades recreativas y educativas que les ofrece de manera gratuita, con la intenciòn de distraerlos de su realidad, señalaron integrantes de la asociación.
En estos comedores participan alrededor de 15 voluntarios de la misma comunidad, cada voluntario que se integra a esta asociación es investigado por la misma antes de entrar en contacto con un menor. Los donantes no suelen tener contacto con los infantes, sino que la coordinadora y gestora de la asociación funge como intermediaria, dieron a conocer los entrevistados.
Sin embargo, para cambiar es necesario comenzar una intensa campaña de concientización. Tanto por parte del Gobierno de Poncitlán para explicar a los padres sus obligaciones y respetar el derecho de los menores, como por parte del gobierno de Chapala y Ocotlán para persuadir a las personas a dejar de seguir dando dinero a los niños, “si no hay dinero no van”, concordaron las tres entrevistadas.
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