Este año hasta las tumbas que durante años estuvieron abandonadas lucieron decoradas
A muchas de las tumbas se les coloca comida; la tradición dicta que el difunto disfruta de la misma, mientras convive con los presentes. Foto: J. Stengel.
Domingo M. Flores / Jazmín Stengel.- Tenían ganas de homenajearlos. Muchas de las tumbas del Panteón Municipal de Chapala que durante años estuvieron “abandonadas” fueron decoradas este año, dieron a conocer los trabajadores del lugar durante un recorrido de Laguna, el 2 de noviembre.
Coronas, cruces y cempasúchil son elementos tradicionales para decorar las tumbas. Foto: J.Stengel.
Aún las tumbas más humildes estaban adornadas ese día, como lo fue una de las más nuevas que por cuestión de tiempo ni siquiera se ha terminado de construir u otra que no tenía lápida, nombre, ni marca perimetral, pero sí papel de china picado, flores, veladora y comida. Los sepulcros más antiguos observados en el lugar durante la visita datan de 1928, de otras el nombre y fechas son ilegibles.
De acuerdo a la Unidad de Protección Civil y Bomberos de Chapala (UPCB), al panteón municipal arribaron el dos de noviembre poco más de cinco mil personas, una cifra no tan numerosa, pero sí con mucho entusiasmo de demostrar el cariño por los que ya no están. El año pasado al lugar llegaron más personas, señalaron algunos de los entrevistados.
El papel de china picado también es muy utilizado en la decoración de los altares, las flores suelen ser naturales, aunque también se ven de plástico y papel. Foto: J.Stengel.
Y es que la tradición, para los más conservadores, comienza el 28 de octubre con el encendido de la primera vela blanca que tiene el objetivo de iluminar el camino del difunto. Todos los días se enciende una nueva hasta el 2 de noviembre, la tradición dicta que se debe tener una vela por cada ser querido que en la tumba se encuentra, así es como lo hace Imelda y su familia desde hace varias generaciones.
Los altares se terminan de acomodar el 2 de noviembre por la mañana y comienza la convivencia. Foto: J.Stengel.
Cada visita al panteón durante esos días se aprovecha para traer decoraciones que poco a poco van formando el altar que en Chapala se acostumbra colocar sobre las tumbas. Coronas, cruces con santos, flores de papel, de plástico y naturales, así como accesorios que gustaban al difunto en vida se observan sobre la mayoría de las más de 2 mil 700 tumbas que hay en el cementerio de Chapala.
Los familiares que tienen tumbas con lápidas suelen optar por colocar macetas con diferentes flores como decoración. Foto: J.Stengel
Los pétalos de cempasúchil formaron sutiles dibujos, ya sea sobre las lápidas o sobre la tierra misma. La mayoría de familias arribó al panteón el uno y dos de noviembre, normalmente el primer día para decorar el lugar y el segundo para convivir con los que después de la muerte aún nos visitan, explicó Higinio quien lleva asistiendo toda una vida.
“Nos heredaron cosas bellas que no siempre hemos sabido conservar. Es bonito platicar con ellos, darles luz y que nos den su luz, recordar sus ejemplos, regaños y abrazos”, expresó Claudio Cuevas, mientras barría y limpiaba la tumba donde descansan sus familiares.
El dos de noviembre, por la mañana se terminan de instalar las decoraciones, y comienza la convivencia. Tacos, tostada, refrescos y caguamas, hasta norteño y banda se observaban a lo largo y ancho del panteón de Chapala, cada familia recuerda a los difuntos a su manera. Sin embargo, el año pasado a pesar de las limitaciones arribó el doble de gente, muchos de ellos con botella en mano, agregó Imelda mientra comía sobre una lápida junto a la entrada.
El cementerio de Chapala cuenta con sólo cinco espacios libres y sin una propuesta para solucionar la saturación del lugar.
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