El radicado en la ribera pasó de la música norteña del acordeón a la música instrumental del Jazz
Juan Carlos Castañón Perales a los 42 años en el restaurante Huerto Café, donde comparte su música desde hace 3 años. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Juan Carlos Castañón Perales es un guitarrista de 42 años, con 18 años de experiencia en la música de Jazz, originario de Monterrey, Nuevo León, cuyo amor por la música y las circunstancias desfavorables, lo hicieron cambiar de opinión y de residencia.
Fue precisamente hace 11 años que el músico llegó a vivir a la Ribera de Chapala. Y aunque incursionó en diferentes actividades para mantenerse económicamente, la música lo seguía llamando. “Antes me iba bien económicamente pero me faltaba la música”, comentó en entrevista para Semanario Laguna.
A sus 13 años, cuando por haber sido un niño rebelde se quedó sin clases durante un año, aprovechó por recomendación de sus padres para estudiar el acordeón. Lo que inició como un pasatiempo, se convirtió en un talento y al regresar a la escuela ya no quiso dejarlo, se había convertido en una parte importante de él.
Más tarde, ante la llegada de la música de Rock and Roll, Juan Carlos Castañón se vio influenciado a aprender a tocar otro instrumento: la guitarra. “Todos mis amigos tocaban guitarra, menos yo, así que cambié de instrumento”, compartió.
En su adolescencia se interesó firmemente por la guitarra, específicamente el género de Jazz e incluso se unió con un maestro para aprender y tocar con él, lo que le dio más experiencia y motivación por el género musical/instrumental.
Estudió música en la escuela del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en Monterrey y en Roma, Italia, siendo uno de los músicos locales que aprendió y compartió varias estampas con pocos artistas, maestros y amigos del lugar de residencia, ya que no es un género demandado en cualquier población.
En su camino hacia la música y su desarrollo como artista, ha vivido en Italia, en Nueva York, Estados Unidos y en España; el músico contó que anduvo de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo buscando esa estabilidad en la música, hasta que la encontró en la Ribera de Chapala, a donde viajó en varias ocasiones hasta que concluyó que era el mejor lugar para vivir y para crecer haciendo música de Jazz.
La inseguridad en el estado de Nuevo León fue una de las grandes razones por las que decidió dejar Monterrey, ya que implicaba merma de trabajo y de clientes.
A pesar de su talento y la cantidad de fans que tiene actualmente Juan Carlos, dudó en muchas ocasiones de si dedicarse de lleno al Jazz, ya que el margen de fracaso era alto, al ser un género poco frecuente, dedicarse a otra cosa le daba tranquilidad y más dinero y estar en un país diferente hasta que decidió “tomar al toro por los cuernos” y centrarse de lleno en la música, por lo que la idea del fracaso se fue diluyendo al notar que era peor fracasar en algo que no amaba.
Actualmente Juan Carlos toca habitualmente en al menos cinco restaurantes de la Ribera, ha hecho colaboraciones con otros músicos, realiza videoclips de guitarra, se mantiene de la música y a pesar de tener aún un largo camino que recorrer en la música, él considera ir en la dirección correcta.
“En la búsqueda a veces se cierran las posibilidades pero vale la pena hacer otras cosas con las sientes que no vas por el lado contrario a ti”, concluyó.
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