UNIDAD
Foto: Archivo Laguna.
Por Daniel Jiménez Carranza.
Los recientes acontecimientos vividos el pasado fin de semana, pertenecen a la sinrazón, derivada por la falta de información y conocimiento de la forma en que opera el órgano electoral, pues aquí no se trata de eliminar al Instituto Electoral cuya función es notablemente imprescindible en la vida democrática del país, sino que como cualquier institución, es susceptible de ajustes que afloran en la práctica de su operación, y en base a ello, adecuar su funcionamiento, para que cumpla con la función para la cual fue concebido; en atención a estos ajustes requeridos, es que se plantea la propuesta del ejecutivo, habiendo considerado definitivamente, aspectos que se han dado en elecciones pasadas, en donde se han presentado anomalías que han quedado sin resolver y que han incidido a favor del candidato triunfador, cuando no ha quedado esclarecido con amplitud, las faltas en que ha incurrido, como ejemplo de ello, tenemos el rebase de los gastos de campaña que se dio en las elecciones de 2006 y 2012; asimismo, existen tantos otros aspectos que notoriamente, se dan en el ejercicio del financiamiento a los partidos políticos, en donde políticos desaforados, incursionan en la formación de partidos políticos para mantenerse vigentes, sin que ello represente un avance democrático para el país, pues los principios sociopolíticos en los que se escudan, carecen de toda coherencia, así podemos ver alianzas de partidos como el socialista PRD, con el PAN y el PRI.
Del mismo modo, podemos ver a los “representantes populares” en el poder legislativo, particularmente los llamados plurinominales, quienes han sido designados para favorecer con su voto las propuestas de su partido, o para hacer negocios personales, favoreciendo la aprobación de un determinado proyecto, como se dio en la Reforma Energética del pasado sexenio, en fin, sin duda, existen temas que deben ser revisados y rectificados, pues las condiciones y tiempos constantemente van cambiando, por lo que es imprescindible su adecuación a la actualidad.
El hombre y su circunstancia se mantienen en una dinámica permanente de cambio, por lo que sus instituciones, legislación, costumbres, deben ajustarse al momento presente, lo que implica una observación y adecuación constante que evite el desfasamiento con la actualidad, y que éste sea aprovechado por inescrupulosos personajes en su beneficio personal.
La manifestación del pasado fin de semana, sin duda es ejemplo de gran valor en nuestra Democracia, sin embargo, es importante mantener en mente la unidad del país, haciendo a un lado la polarización, acercando posiciones y encontrar conjuntamente soluciones en beneficio del país, y no utilizarla como actos de confrontación y descalificaciones personales.
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