Tapetes de aserrín para La Generala
Barbara Elizabeth García Cervantes, creadora del diseño y Rosalía Nolasco de la Rosa iniciadora de la confección de tapetes de aserrín en San Cristobal Zapotitlan. Foto: Heliodoro García.
Por María del Refugio Reynozo Medina.
Las mañanas comienzan a ser más frías; las calles de San Cristóbal Zapotitlán en el municipio de Jocotepec aún conservan los adornos de serpentinas plásticas ofrecidos a la Virgen de Guadalupe el pasado 30 de diciembre.
Es seis de enero y recién pasadas las celebraciones navideñas y de año nuevo; los ánimos se renuevan para recibir con fervor la visita de la imagen de la Virgen de Zapopan.
En el crucero de ingreso a la población; colocan enormes piedras para cerrar el paso a los autos, luego de que todo el camino es decorado para el paso de la imagen.
En el atrio del templo se ha confeccionado un enorme tapete. La entrada principal desde la calle luce como una colorida alfombra de estambre. Es un mosaico hecho de aserrín de brillantes colores.
Hace ya más de veinte años que Rosalía Nolasco de la Rosa ofrenda este adorno, cuyos gastos corren por su cuenta; ella es la iniciadora de estos tapetes en la población.
Ella, sus familiares y colaboradores preparan días previos el aserrín; Chali como la conocen todos, sabe muy bien de pigmentos y combinación de colores.
La noticia de la visita de la zapopana reúne muchas voluntades. El aserrín es donado por una persona y algunos vecinos invitan la comida a los ayudantes que trabajan por casi dos jornadas.
La creación del diseño de esta ocasión es de Bárbara Elizabeth García Cervantes, Barbi como la llaman cariñosamente; tiene 17 años, es estudiante del sexto semestre de preparatoria y ha ganado el primer lugar en competencias de dibujo a nivel estatal.
Barbi trabajó previamente con dibujos digitales y animación; posteriormente realizó el trazo a pulso en el piso con gises, hasta conformar la composición.
“Yo nací con un lápiz en la mano”, dice. Esta jovencita domina diversas técnicas como las acuarelas, el acrílico y el óleo.
El equipo de Chali no solo prepara el tapete de la bienvenida; también al día siguiente de la recepción, barren muy temprano para elaborar un segundo tapete, el de la despedida. Para esta edición se utilizaron diez costales de aserrín coloreado y cinco de tono natural.
Para los voluntarios es reconfortante ver llegar a la imagen sobre un suelo tapizado de polvo de colores; un tapete que está dedicado solo para la Virgen de Zapopan, y aunque es efímero, se conserva eternamente en sus corazones al unísono de los gritos de, ¡Viva la Virgen de Zapopan!
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